'Intimidad' de Netflix: una serie donde la ficción no está donde parece

'Intimidad' de Netflix: una serie donde la ficción no está donde parece
'Intimidad' de Netflix

Este artículo contiene spoiler

La serie "Intimidad" (Netflix) es ficción pero no tanto. Los hilos argumentales de la serie nos recuerdan a casos reales vividos en España.

La protagonista, Malen Zubiri (interpretado por Itziar Ituño), es una política independiente que fue fichada por el partido que gobierna en el Ayuntamiento de Bilbao. Malen es de izquierdas, por lo que los de la patronal la saben más enemiga que aliada. También son conocedores de la popularidad que ella disfruta en la ciudad. Dentro de su propio partido, Malen, también tiene enemigos: egos heridos, machismo, miedo a no tenerla bajo control... porque la política tiene las ideas bastante claras y también principios que pueden ser peligrosos si aglutina más simpatías. Por eso cuando se filtra un vídeo de ella misma manteniendo relaciones con un hombre en una playa francesa, Malen no tiene ni idea de por dónde le ha venido el tiro. Podría ser casi cualquiera.

Recuerda ligeramente al caso de una política española cuyo vídeo íntimo fue filtrado: Olvido Hormigos. Caso, por cierto, en el que una jueza no apreció delito alguno.

El segundo hilo, que acaba convergiendo con el primero, está protagonizado por Verónica Echegui (en el papel de Ane) y Patricia López Arnaiz (como Bego, hermana de Ane). Y esta vez el parecido con la realidad, abruma. La serie comienza con el suicidio de Ane, operaria de una fábrica, adentrándose en el mar. Un antiguo vídeo de ella manteniendo relaciones sexuales con varios hombres es enviado por alguien a uno de los trabajadores de su fábrica, que no duda en mandárselo a otros, hasta que todos tienen en su poder un momento íntimo y personal de su vida privada. Ane que no puede soportarlo y decide acabar con su vida. Claramente, recuerda al caso de Verónica, trabajadora de IVECO.

Ahora vienen spoilers y alguna crítica, para quienes ya hayan visto la serie.

Si bien Intimidad es una serie necesaria ya solo por el simple hecho de tratar este tema desde una perspectiva feminista, lo cierto es que tiene dos defectos claros y bastante relevantes, a mi parecer.

El primero es que pone una presión desproporcionada en las víctimas para que denuncien. Incluso hay momentos en que se culpabiliza directamente a Malen por no querer denunciar. Como si denunciar fuera la solución. Nada se habla de la revictimización en los juicios, de la justicia patriarcal, del sesgo misógino de jueces o de cómo denunciar a veces llega a ser más infierno que sufrir el propio delito. Denunciar es la única vía posible en "Intimidad". En la serie, la figura policial la interpreta Ana Wagener, mujer, lesbiana y feminista, con un discurso pulido e impecable (por eso no pega demasiado que le dejaran a ella el papel de ejercer presión a las víctimas de delitos contra la intimidad). En la vida real, dar con una policía así es prácticamente imposible, esto es sabido por todas. Porque la misoginia, el sesgo machista y la homoafectividad es una plaga en las profesiones masculinizadas, como por ejemplo -y en especial- los cuerpos de seguridad del Estado.

El segundo punto es el cariz victorioso de la serie. Todo sale bien. Todo es todo: hasta el marido con el ego maltrecho de Malen vuelve al coro junto a su acosador como si nada hubiera pasado. Los malos a la cárcel, las buenas a vivir. Menos Ane, claro.

Aunque durante toda la serie las protagonistas defienden a Ane de cualquier ataque: "qué exagerada", "solo era un vídeo", "mira que suicidarse por eso", etc. lo cierto es que en el capítulo final, la sensación que se te queda es que Ane podría haber esperado un mes o dos, porque la verdad es el que sistema lo arregla todo: la poli genial, las denuncias bien recibidas, el interés policial por recabar pruebas es alucinante, los políticos machistas muerden el polvo y la otra víctima acaba incluso consiguiendo ser la candidata de su partido a alcaldesa de la ciudad. Da la sensación de que Ane se suicidó porque no estaba en contacto con la verdadera realidad social e institucional que envuelve este tipo de delitos. Que debió confiar más en el sistema, porque funciona de maravilla.

Lo cierto es que no. Lo cierto es que Ane sabía perfectamente cómo funcionan las cosas para las víctimas de delitos machistas. Sabía qué implica denunciar, sabía que acabas teniendo que hacer purga entre quienes más quieres porque algunos no estarán ahí para ti, y puede que ese uno sea tu propia pareja. Ane sabía qué es enfrentarte a la Policía para denunciar, sabía que significa un juicio con un abogado defensor que te machaca cuanto quiera sin que ningún juez lo pare. Que te pregunten incluso por tu ropa interior y que hasta eso lo puedan usar en tu contra. Cosa que ya ha sucedido, por cierto. Y porque todo esto es verdad, hay gente como Verónica, como Tiziana y como tantas otras que no alcanzan ni un titular. Ane es todas ellas. Y no le faltó más fe en el sistema, es que lo conocía: es el mismo sistema que hace que un vídeo íntimo pueda ser filtrado, reenviado masivamente, motivo de mofa y acoso e incluso motivos de despido para la víctima.

No dejaría de recomendar Intimidad, pero sí advirtiendo que la parte de ficción no son los casos en sí, sino que la auténtica ficción de la serie reside en cómo está representado en el proceder del sistema una vez ocurren dichos casos.

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