El "edadismo" o cómo tener puño de hierro y mandíbula de cristal

El "edadismo" o cómo tener puño de hierro y mandíbula de cristal
A la izquierda, Risto Mejide. A la derecha, Kiko Matamoros

El hecho de que los hombres heterosexuales tengan parejas de 20, 30 y hasta 60 años menos que ellos (como veíamos aquí) ha estado siempre normalizado en todas las sociedades. Estos hombres, beneficiados por el mismo sistema que les da poder por el hecho de nacer del sexo "correcto", suelen tener (entre otros) un mismo defecto: el puño de hierro y la mandíbula de cristal. Y, no, no hablo solo de Kiko Matamoros o Risto Mejide. A ellos lo que los diferencia del resto es que tienen dinero y salen en las revistas del corazón y en la TV. 

Pero como no es poca la diferencia con el resto de hombres que salen con mujeres cuanto-más-joven-mejor, vamos a centrarnos en el concepto, ese concepto de hombre rico y famoso que tiene -o directamente enlaza-relaciones con chicas muy jóvenes. ¿Por qué centrarnos en ellos? Pues para empezar porque tienen el suficiente poder para manipular conceptos, como ha ocurrido con el de "edadismo" (discriminación en base a la edad), que no es nada nuevo, pero empieza a popularizarse ahora porque precisamente un hombre ha decido usarlo. Así funciona el poder. Así se puede ejemplificar lo que puede llegar a hacer un hombre rico con proyección mediática. Y además este término lo usa como quiere, resignificándolo. Porque Risto, por ejemplo, lo usa abiertamente, pero no para describirse a sí mismo o señalar que él no sale con mujeres de su edad, no... él lo usa para acusar al resto por señalarle que tiene novias con edades de ser sus hijas. La palabra, ahora, ya no se usa correctamente, ya no se utiliza para denunciar la discriminación que sufren personas de más edad en ciertos trabajos, por ejemplo. El relato mata al dato siempre que los hombres quieren que así sea; lo que impera en sistemas patriarcales es lo que digan y deseen ellos, por lo tanto, el edadismo es ahora "señalar a hombres hetero por tener relaciones con chicas a las que doblan la edad". Da igual que la crítica esté absolutamente fundamentada y explicada, da igual que señales cómo funciona el poder que supone la edad y el dinero en las relaciones, porque quien va ganando batallas va escribiendo la historia.

Eso es otra cosa que les ocurre a los del puño de hierro y la mandíbula de cristal: nunca tienen suficiente, ni cuando parecen henchidos de satisfacción se sienten realmente completos. Entonces, si hacen con la vida lo que les viene en gana, no es suficiente, quieren más, y quieren que ni los critiques. Como decía Virginia Woolf: "Exceptuando la niebla, parecía controlarlo todo. Y, sin embargo, estaba furioso". Cuántas caras se nos vienen a la cabeza al leer esta frase. Y con mucho menos dinero que Matamoros o DiCaprio, también los conocemos. Todas conocemos a muchos furiosos.

Podemos resumir la historia es que hombres como Mejide sienten que las críticas hacia ellos son equiparables al racismo que sufre una mujer negra o a la homofobia que soporta un hombre gay. (No me lo saco de la manga, lo dijo el propio Risto). Son discriminados por algo que son. En este caso, imagino que ellos son hombres que tienen relaciones con chicas de menos de 30. Pero no hace falta explicar aquí cuál es la diferencia entre la discriminación que puede sufrir una mujer negra que entra en el mercado laboral español, incluso aun cuando su único país es y ha sido este, con la "discriminación" que puede significar para Risto que le digan que es machista salir solo con chicas, porque hay un desequilibrio de poder muy obvio. Sobre todo cuando Risto, mismamente, ha amasado una verdadera fortuna criticando (mucho más ferozmente y sin empatía alguna) a chicos y chicas que salen en la tele por primera vez porque les interesa la música.


El problema que tienen ahora estos hombres, en realidad, no es otro que la llegada del feminismo. Antes daba absolutamente igual que un señor mayor mantuviera relaciones con jóvenes, e incluso se la criticaba a ella porque "está con él por dinero", "es una interesada", "víbora", "cazafortunas", etc. Entonces, ningún hombre se quejaba. Obviamente, ellos eran maternados por la sociedad mientras elegían chicas aún impresionables. Y el factor "impresionable", para los hombres, es muy atractivo... tanto como un físico que cumple los cánones de belleza del momento. Ellos se gustan más cuando tienen un público al que fascinar sin complicarse mucho, unos ojos que los miran sin venir de vuelta de todo. Porque para vuelta de todo ya están ellos. Quieren sentirse especiales e importantes. Y una mujer de su misma edad no le puede dar eso, porque es muchísimo más difícil dársela con queso, y porque la edad de la menopausia no es nada sexy ni bello. 

Ahora, los hombres, acostumbrados a que se le rendía pleitesía sin importar qué, ahora que la crítica ha cambiado de bando se revuelven como un payaso en un funeral. Están acostumbrados a diseñar y tergiversar la realidad desde que el patriarcado es patriarcado, y esto de que lo critiquemos a ellos les resulta intolerable. Cabe destacar, en ese "diseñar la realidad", cómo cambiaron el sentido del dicho popular "el amor no tiene edad" para normalizar que ellos salieran con chicas que podrían ser, en algunos casos, incluso sus nietas. El amor no tiene edad es una expresión que describe una realidad concreta: tú te puedes enamorar a cualquier edad, da igual si tienes 15 o 59 años. Pero a día de hoy, ya no se usa así, ya significa otra cosa, esto es: está bien que tú te enamores de otra persona independientemente de la edad de ambos. Obviamente esto es falso, no hace falta explicar las implicaciones incluso legales que esto conllevaría de ser así.

¿Cuáles son las críticas desde el feminismo?

Analizar las dinámicas de poder en las relaciones interpersonales es una tarea obligatoria en un mundo donde ellos dominan y ellas son dominadas, donde el blanco coloniza y la negra es colonizada, etc. Es lógico analizarlas, para poder señalar cómo el poder acumulado por uno deja en una situación vulnerable a la otra. Y es que no es lo mismo una mujer trabajadora de 50 que sale con un hombre de 30 de clase alta (rara avis, y no es causalidad que este caso sea una rara avis) que un multimillonario de 50 que sale con una de 30 que tiene que trabajar para vivir (caso vistísimo, y de nuevo no por causalidad). Y si a tu pareja le sacas 20 años, siendo rico, blanco, varón y hetero, pues hay un desequilibrio de poder, amigo, por muchos estudios y másteres que tenga la chica (especifico esto porque es otra de las excusas que he leído que se da, palabra). 

Es importante señalar que las relaciones heterosexuales están atravesadas por una estructura que define los roles y las expectativas en base al sexo. El hombre es quien provee y protege y la mujer es la cuidadora por un lado y el objeto sexual por el otro. Esto último es muy gráfico y fácilmente comprobable en este tema del que hablamos hoy: ellos son vistos socialmente como "solteros de oro" e incluso "atractivos" cuando no lo son aunque busques en cánones de otros siglos... Y, curiosamente, a estos hombres, nunca les da por enamorarse, por ejemplo, de una mujer con sobrepeso. Ellos, que tan rebeldes son y tan contra el mundo y contra el imaginario colectivo están.  Ellos... que son unos valientes y hasta activistas contra la (imaginaria) discriminación.

A los del puño de hierro y mandíbula de cristal le diría que será mejor que aprendan a lidiar con la frustración. Tarea pendiente en los hombres en general, pero en los hombres con poder es una epidemia. Aprender a frustrarse porque no se puede tener todo en esta vida. Que la realidad es la que es, y el hecho de que doblan la edad a sus parejas no va a cambiar. Así como tampoco el hecho de que la sociedad lo desaprueba a un ritmo vertiginoso. Y esto a gracias al feminismo, que entra por las rendijas y no hay forma de sacárselo de encima. Las cosas son como son, y aunque el deseo masculino puede hacernos progresar mucho más lento... al final, las cosas van cayendo por su propio peso.

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