Mi visión sobre 'El Buen Patrón', Goya a la mejor película

A El buen patrón, guionizada y dirigida Fernando León de Aranoa y protagonizada por Javier Bardem, se le pueden poner pocas pegas en cuestiones como guion, trama, interpretación, etc. Los medios especializados hablan auténticas maravillas, siguiendo esa tendencia casi ridícula que tienen los hombres en este sector de alabar el trabajo de otros hombres. Esa tendencia se ha reflejado, sin duda, en casi todas las críticas que he leído sobre esta película, que no han sido pocas. El buen patrón no es espectacular, en mi opinión, pero está bien. Las dos horas se te pasan volando, es entretenida. Javier Bardem, en cambio, sí está espectacular.

La historia se centra en la figura de Julio Blanco, dueño heredero de una empresa de básculas. Básculas Blanco tiene una plantilla de unas 50 personas, sobre la que Julio gobierna desde que muriera su padre, hace más de 20 años. La trama se centra en una semana concreta. Una semana muy importante para la empresa y el empresario, en la que se espera la visita de un comité de calidad, que le otorgará -o no-, el premio a la excelencia empresarial. Julio se enfrenta a varios problemas que hacen que el premio (y las generosas subvenciones que él conlleva) peligre, por lo que cada día de esta semana vemos cómo va perdiendo perdiendo el temple del que siempre se ha vanagloriado. "Esfuerzo, equilibrio y fidelidad" son las tres virtudes que él cree tener, y también las tres palabras pintadas en la pared que coronan la nave en la que todo sucede. Sin embargo, son esas tres palabras lo que le falta precisamente como persona, como marido, como jefe y como empresario.

Julio hace frente a la rabia de un trabajador de casi 50 años al que ha despedido en un ERE y ha dejado con una mano delante y otra detrás gracias a las condiciones que el gobierno de turno le otorgaba. También a una becaria que es más incontrolable de lo que venían siendo las anteriores, con las que por supuesto se acostaba. También a los problemas personales en los que está sumido su mano derecha, un trabajador que viene a ser esencial para el funcionamiento de la empresa. Sin embargo, la película es una comedia. Comedia negra, quizás. Pero comedia. Lo cual me asombra. Humor sobre la explotación laboral, sobre la prostitución, sobre el racismo, sobre el acoso sexual... pero no desde una perspectiva afirmativa, sino claramente sancionadora. Y, sin embargo, demasiada risa. No he entendido muy bien qué nos ha querido transmitir Aranoa, sinceramente. No por nada, soy fan de las comedias negras, pero lo cierto es que son fan si la historia que se cuenta es ficticia y no si tratan problemones sociales reales, que conllevan a una merma de la calidad de vida y de la salud para la ciudadanía y la democracia.

Sí es cierto que El buen patrón refleja exactamente qué significan las trabajadoras para un heredero o empresario random. Sin esas personas no es nada. Sin lo que saben hacer y hacen sus mileuristas, la piscina de Julio estaría criando moho, su agenda telefónica temblando y los favores de sus homólogos en otros sectores río abajo. Es decir, sin el esfuerzo de su plantilla, sin el equilibrio que deben hacer entre el trabajo y sus vidas, sin la fidelidad que le profesan a su empleo, Julio sería -como muchos otros empresarios reales- un explotado del sistema más. Y sin embargo, todo eso queda solapado y casi oculto por las risas y los enredos cómicos que no dejan de surgir a lo largo de la película.

Creo que cualquier persona que haya sido víctima de cualquiera de los atropellos que sufren los personajes (y se cuentan por millones en este país) no hubiera dicho nunca "una película así la trataría yo desde la comedia". De hecho, una de las reviews positivas que leí decía algo como "lo cierto es que te quedas de piedra cuando te das cuenta de que te estás riendo de ti mismo".  Y ahí difiero: no nos estamos riendo de nosotros mismos, la peli no es nuestra. Y por mucho que León de Aranoa haya querido hacer crítica social (que no dudo que fuera toda su intención), en mi opinión, se le han notado bastante los privilegios. Ni ha sido acosada por un jefe, ni ha sido explotada sexualmente en un prostíbulo, ni ha sufrido racismo, ni tampoco ha sido despedido con casi 50 años con dos hijos pequeños en el mundo. De haber sido así, dudo mucho que esta película hubiera sido una comedia.

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