Una china en el zapato

Empleing

Leo en la web de la BBC que una agencia de viajes colombiana -Vidas Increíbles- ofrece unos curiosos paquetes turísticos en los que la atracción es desempeñar durante unos días algún oficio (ya, a mí también me costó entenderlo a la primera). Por ejemplo está el paquete "ser cafetero", pues vives en una finca y recoges el grano a lo Juan Valdés; o el paquete "ser cocinero", pues trabajas como ayudante de chef de cocina de un restaurante durante un par de jornadas. Igualmente puedes ser arriero –te dan el traje- o vendedor de flores por las esquinas –supongo que te darán las flores-. Claro que también se oferta la opción de ponerse en la piel de un detective privado, o de un escritor, o del dueño de una agencia de modelos –ignoro lo que te dan en ese caso-. El precio naturalmente depende del servicio.

     El trabajo es ya un bien escaso, por lo que no es de extrañar que empiece a convertirse en atracción turística, en algo exótico. Los deportes de aventura se quedaron obsoletos, el puenting ya no es nada comparado con este empleing. Lo extremo ahora no sería tirarse por un puente sino contratar la experiencia de pasar la noche debajo de uno. Incluso el turismo de riesgo más "moderno", como los tours organizados por las zonas bombardeadas de Afganistán, tienen los días contados ante esta nueva brecha de diversión estival.

    Quizás de momento esta modalidad turística pueda crear recelo, ya que, no nos engañemos, se trata de pagar por trabajar. Pero a la larga, desde otro punto de vista, igual resulta más práctico que la actual formación profesional. Vale, seamos realistas, haber estado de arriero durante dos días puede que no sea muy útil en este mundo de economía-casino. Y si como arriero no te ganarás la vida, Bankia –en esa publicidad que ya quedará para la posteridad a la altura de los mejores gags de humor- dice que como ingeniero, tampoco. Así que es probable que del empleing pasemos al banking o al especulating, y el próximo destino sea ir a Wall Street o a la City de Londres, donde te den un disfraz de broker y a jugar. Vacaciones más prácticas y originales, imposible. Qué lejos quedaron esas titulaciones para ser enfermero o aprender a tocar la guitarra. Qué lejos aquellas vacaciones para "no hacer nada". Absorbidos completamente por esta deriva mercantil, la imaginación se dispara hacia lo peor de lo peor.

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