Una china en el zapato

¡Mamá!

¡Mamá!

     Menudo verano, de toalla a toalla el tema recurrente sigue siendo la crisis financiera y lo que se nos viene encima. Los augurios de los que entienden dan pavor: Stiglizt habla del "desenlace de una gran debacle", Krugman asegura que ya "deberíamos sentir miedo" y el presidente del Banco Mundial prevé una "nueva y peligrosa fase". Cuando uno se despierta solo, a oscuras, en medio de la nada y sabiendo que todos los monstruos están sueltos,  su primer grito espontáneo es el eterno "¡mamá!"

     Es pensar en garras de madres protectoras y acordarme de doña Leonor, la progenitora de Borges. "Georgie es un fenómeno", decía ella, y obligaba al fenómeno a ponerse calzoncillos largos y camiseta de lana, a pesar de que él durmiera con la ventana abierta incluso en invierno y asegurara que nunca refrescaba lo suficiente. Cuando el escritor regresaba a casa por la noche se sentaba al pie de la cama de ella y le contaba su jornada. Se separaron por primera vez cuando Georgie se casó y se fue de luna de miel. Doña Leonor tenía para entonces noventa y dos años, él sesenta y ocho.

     Otra mamá "amorosa" fue la de Proust. "Para ella, yo siempre fui un niño de cuatro años" diría Marcel de "maman". Ella le llamaba "mi pequeño tontito", entre otros muchos apelativos cariñosos. Como Borges, Marcel vivió con su madre desde que nació hasta la muerte de ella, y en los períodos que permanecían separados le escribía dándole puntual cuenta de la mecánica de su cuerpo en todos sus precisos detalles. Al contrario que Borges, Marcel estaba continuamente aterido de frío, lo que debía ser una bendición para "maman".

     Es verdad que en estos tiempos de pesadilla dan ganas de lanzarse a un regazo que nos proteja y de hecho hay quien afirma que corremos el riesgo de quedarnos en ese primer impulso infantil, el de buscar una protección autoritaria, alguien que ponga orden, alguien que arregle todo esto. Afortunadamente, sin embargo, creo que la mayoría ha ido más allá pidiendo precisamente lo contrario: más participación del ciudadano en la política, la posibilidad real de incidir en el transcurso de las cosas. La propuesta de PP y PSOE de pactar una reforma constitucional sin consulta previa es una forma de tiranía ¿maternal? Frente a esto hay ya una iniciativa pidiendo un referéndum vinculante en la web Actuable. Se trata de entrar y votar, no de gritar ¡mamá!

Más Noticias