Una china en el zapato

Un flotador pinchado

Nos  tomamos bastantes cuidados a la hora de alimentar el cuerpo, que los niños tomen verduras, y comida sana. ¿Ponemos el mismo interés en lo que respecta a alimentar la mente?

     En el Congreso Europeo de Cultura celebrado en Polonia la semana pasada, el abogado y lobbista cultural (sí, este término merece una columna aparte) Philippe Kern afirmó: "la cultura es nuestro principal recurso económico, como lo sería el petróleo para otros". "Cuando hablamos de innovación, pensamos que solo procede del campo de la tecnología, cuando en realidad es el campo de la tecnología el que bebe de las ideas y tendencias que surgen del campo de la cultura". Es un punto de vista muy interesante.

     Las ideas también se cultivan; a pensar también se aprende. Ahí reside el futuro de un país y sin embargo en España nos encontramos hoy con una educación pública completamente descuidada por los organismos competentes: a los alumnos se les echa cualquier cosa como si cualquier cosa alimentara, y no es lo mismo enseñar a razonar que aprenderse un texto de memoria, tampoco es lo mismo un profesor preparado y con recursos que mano de obra barata reclutada para dar cualquier contenido.  

    El cuerpo avisa con malestar y dolor cuando ha sufrido carencias o mala alimentación, ¿cómo avisa la mente?

     Si la cultura va a ser "el salvavidas de Europa", como se dijo en ese congreso, ¿España saldrá a flote, o nuestros niños irán al agua con un flotador pinchado?

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