Una china en el zapato

El discurso monocorde

     Miro en youtube la grabación del tema clásico del jazz The lady is a tramp a cargo de Tony Bennett y Lady Gaga. El gran crooner neoyorquino muestra toda su elegancia riéndose en el momento justo mientras Lady Gaga juega con desparpajo moviendo el mechón de pelo teñido de azul. Son dos discursos diferentes, el de la gran figura del jazz y el de la diva pop, pero juntos producen un efecto fantástico. Eso es armonía. Cómo se entremezcla el gesto medido de él con el descaro de ella, en un equilibrio en el que ambos funcionan como un todo. Pasado y futuro.

     Esto es música. El terreno de la política, obviamente, es otra cosa. Se echa de menos en el día a día social ese juego entre generaciones, y entre géneros, que ofrece a veces el arte. Ahora, realmente, vivimos una especie de presente insoportable. Sin futuro a la vista, pero también sin referencias al pasado, como si todo esto de la crisis hubiera surgido de la nada. "Estamos en recesión", "reducir el déficit", "necesarios los recortes" son los tres golpes de tambor que resuenan en el vacío. Se baila en una especie de limbo al son que marcan los mercados. Ni se mira hacia el origen de la crisis ni se proyecta un modelo de sociedad futura. Tampoco se mira a los lados en busca de otras ideas ni de otros enfoques. Es un baile en torno a una obsesión: austeridad, austeridad, austeridad. El único dueto sobre el escenario es el formado por Merkel y Sarkozy, reuniéndose ellos solos como si fueran la última pareja en la tierra. O llámalo Monti y de Guindos. El discurso es monocorde y antipático.

(El vídeo de Tony Bennett y Lady Gaga puede verse aquí.)

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