Una china en el zapato

Comer fuera

     En Galicia han "disfrazado" un comedor social  de restaurante para que los padres sin recursos puedan decirles a sus hijos que van a comer fuera. Los voluntarios ofrecen el menú a modo de  camareros y los platos se sirven con toda la puesta en escena de un negocio de comidas. Ante esta iniciativa, hay una primera  reacción, sin duda entrañable (y hoy es noche de Reyes). Sin embargo, ese engaño, más que dulcificar la tragedia, la niega de plano, y cuando uno niega la realidad pierde toda capacidad de reacción ante los hechos. Se desactiva todo el potencial crítico de esos niños.

     La indignación de los adultos también se intenta desactivar al afirmar que el mercado es una democracia y al llamarles ciudadanos cuando en realidad son solo consumidores. Y así, por otra parte, puede que esta sea la razón por la que un comedor social se camufle de restaurante: para que los niños no pierdan la ilusión del consumo. Para que sus padres no pierdan la ilusión en un trabajo que quizás ya no tengan o estén a punto de perder, el ministerio del ramo ha sido modificado con el nombre de Ministerio de Empleo, cuando en realidad debería llamarse de Servidumbre, que es en lo que va camino de convertirse el trabajo.

      Por último, ¿comer fuera con tanta frecuencia? Esos niños no solo creerán que sus padres no son pobres sino que son ricos. ¿Y cuando  a causa de los recortes cierren los comedores sociales? Tal vez su pregunta sea: Mamá, ¿ya no pertenecemos al 1%?

Más Noticias