"¿Qué hago con el público si quito las barandas al puente? Vendría la máscara a devorarme. Yo vi una vez a un hombre devorado por la máscara. Los jóvenes más fuer­tes de la ciudad, con picas ensangrentadas, le hundían por el trasero grandes bolas de periódicos abandonados, y en América hubo una vez un muchacho a quien la máscara ahorcó colgado de sus propios intestinos."

'El público', FEDERICO GARCÍA LORCA

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Ayer por la tarde, mientras yo estaba en otras cosas, mi querido Pingüe Gourmet me escribía para preguntarme si estaba viendo 'Sálvame'. Me escribia con las manos en la cabeza -lo cual tiene muchísimo mérito y me hace pensar en sus habilidades secretas- y me pedía que cambiase de canal y viera lo que estaba pasando en ese momento en el programa. Lo hice.

¿Y qué pasaba? Algo fascinante, un paso más en ese aprovechamiento de cualquier elemento televisivo para convertirlo en espectáculo. Un nuevo hito en el uso del público activo que va más allá del que podamos haber visto en 'Sorpresa, Sorpresa', 'GH', 'Mujeres, hombres, gogós, chaperos y viceversa' o en 'De buena ley'. Les cuento.

De repente, uno de los colaboradores del programa recibía un SMS donde le contaban que el novio de una exconcursante de 'Mujeres, hombres, siliconadas, ciclados y viceversa' se la estaba pegando con la hija de una señora que ¡estaba entre el público que había salido esa misma mañana de Linares! De esta señora:

Cuya hija, a todo esto, ya habíamos conocido gracias al programa de CUATROº, 'Hijos de papá' y a una posterior portada en 'Interviú':

Por si esto fuera poco, entre el público se sentaba también la madre del supuesto novio formal de la hija de la señora de Linares que, supuestamente, le engañaba con el novio de la famosa que estuvo en 'Supervivientes'.

¿No les parece fascinante? Más todavía si recuerdan aquellos tiempos en que el público televisivo se limitaba a aplaudir y a comerse el bocadillo de choped. Pero aquello ya no es lo que era, y no están los tiempos para desaprovechar el espacio de un plató solo con la clac. El público de los platós, sobre todo en Telecinco, tienen que servir para más cosas: para que Mercedes Milá se enfade con ellos en GH, para que la médium a quien traduce Jordi González les diga que una prima suya está divinamente en el más allá o para que 'Sálvame' extienda su principado del pueblo a los pueblos de España que viajan en autobús hasta el plató.

Así, mientras los neoliberales que nos administran tratan de reducir lo público, las televisiones que nos entontecen le dan cada vez mayor valor al público (barato y resultón). Y, a todo esto, si la cosa sigue así, cuando me pregunten en qué trabajo y responda que soy 'colaborador de Público', tendré que dejar bien clara la mayúscula y aclarar que me refiero al periódico, no a que ejerza labores de espectador activo en algún programa en directo.