UNO

Se pasa uno la mañana viendo crímenes sin resolver en La Sexta, con el corazón en un puño –y un bate de béisbol en el otro, por si acaso– cuando llega la publicidad y aparece Mario Picazo para vendernos unas alarmas buenísimas: "Las víctimas se preguntan, ¿por qué a nosotros?", me dice Mario. A ver, en ese estado de pánico, quién se resiste a llamar y encargar una, o un par.

DOS

El cruce entre amarillismo morboso y publirreportaje de sistemas de seguridad alcanzó su máximo esplendor en la salita de interrogatorios de AR, donde nos pusieron un vídeo de cámara de seguridad del atraco a una familia en el que la señora gritaba: "Yo pensaba que tú habías activado el botón de alarma" para después posar en la entrevista junto al cartelón de la empresa de vigilancia.

TRES
Ya los vimos intentar vendernos miedo entre suceso y suceso mañanero, y semanas después lo intentaron también a la hora del chisme vespertino, como la chica de la promo: "Todos conocemos casos de famosos que han sido robados y asaltados en su casa. Pero no hace falta ser famoso para que te ocurra: cada día en España se cometen más de 1.000 robos en viviendas."

CUATRO
Tras habernos querido vender alarmas en medio de masacres mañaneras o a costa del chisme y los robos a famosos en sus casas, llegó una falsa meteoróloga justo después del informativo nocturno: "Con el buen tiempo, salimos más y más en verano; es estupendo, pero tiene su lado malo: te vas unos días o unas horas, y te roban en casa". Tengo miedo. De ellos.

CINCO

Y para terminar, de momento, lo último, lo de ayer:
Primero intentaron vendernos el miedo –y, de paso, las alarmas– envuelto en sucesos matinales, después a propósito de famosos atacados en sus casas, más tarde con los robos de verano y ahora, a golpe de machismo recalcitrante: "Muchas mujeres nos sentimos inquietas cuando estamos solas en casa. Y más de noche. Deja de pasar miedo; instala una alarma". De la indecencia al asco.