Bob Pop ve Tv

Barbazul, Barbarroja... ¡y Barbaverde!

Me irrita que los tertulianos federados me dejen casi siempre a medias en sus ocurrencias mancomunadas, como aquella que asegura que España se acerca al inevitabilidad de un Presidente del Gobierno con barba: Barbazul (Mariano Rajoy) o Barbarroja (Alfredo Pérez Rubalcaba) –esta ocurrencia cuentista tampoco es mía, que conste–; me irrita que los analistas políticos nunca vayan más allá y exploren los alrededores del fenómeno y las sendas medio escondidas que nos llevan hasta él. Me explico: entiéndanme: ¿recuerdan cuando hace un par de veranos el rey de España y su heredero, el príncipe de Asturias y Girona acabaron sus vacaciones estivales con barba, ambos?

¿Recuerdan cuánto se escribió y se dijo a propósito de sus tupidos rostros vellosos? Pues bien, sospecho que el cultivo facial piloso del Jefe del Estado y el de su futuro sucesor no fueron por voluntad propia, sino que resultó ser otro de sus sacrificios por la patria, un experimento sociológico –como los de Mercedes Milá en Gran Hermano pero en un plan mucho más Orwell–  con el único fin de promover entre los españoles la asociación automática entre barba y poder que ya se había venido trabajando con los Reyes Magos de Oriente y con los de la baraja del tute o el mus.

De ahí que, tras el éxito del proyecto experimental monárquico en pos de la normalización de las candidaturas de Rajoy o Rubalcaba (y su erre que erre), desconcertara tanto la aparición de un tercer barbudo, Juan López de Uralde, de EQUO, a quien  la Junta Electoral Central ha tenido que denegarle espacios gratuitos de propaganda electoral en las televisiones, no fuera a ser que todo el esfuerzo hormonal de nuestro monarca y su vástago acabaran por no servir al sistema. Y eso sí que no. Con lo que nos ha costado a los españoles llegar al bipartidismo...


Barbazul, Barbarroja... ¡y Barbaverde!

Más Noticias