Monstruos Perfectos

La señora baronesa

hola.jpg

Yo, de verdad, que no consigo entender a Tita Thysssen. Una señora que se preocupa tanto por conservar los árboles del Paseo de Recoletos madrileño, que hasta es capaz de encadenarse a ellos... y al tiempo fomenta la tala indiscriminada de bosques en cualquier lugar del mundo con sus constantes apariciones, sus cientos de páginas a todo color y brillo en la revista ¡HOLA! Donde -sólo en el último mes y medio- la hemos visto posar en portada para celebrar el bautizo de su primer nieto en un palacete suizo, presentarnos a su par de mellizas sin cristianar para, dos semanas después (esta misma) organizar el bautizo del par de criaturas en su casa de San Feliu de Guíxols.

Una sencilla fiesta de bautizo ante las cámaras y la atenta mirada de una hacendosa niñera uniformada, toda una novedad en la iconografía exclusivera que Tita, pura vanguardia, ha sabido introducir en sus dos últimos reportajes como madre ejemplar (atención, pregunta: ¿cobrará la chica de servicio por ceder su imagen al ¡HOLA! como el resto de figurantes que aparecen en las fotografíass –Borja o la hija de los Cuesta junto con su Sacha–, o posar con las creciditas niñas de la baronesa en brazos estará incluido en su sueldo?)

Tita me desconcierta, en serio. ¿Cómo alguien que es capaz de irse hasta Capri para encargarle a un joyero local una gargantilla y un anillo a juego no puede coger un taxi que le lleve hasta una peluquería? No lo sé.

Más Noticias