Monstruos Perfectos

Lecturas de verano II: La ineficacia de las pequeñas sumas

Tennessee Williams cita en sus memorias una frase del editor teatral Paul Bigelow -"Qué conmovedora fe tienen los muy ricos en la eficacia de las pequeñas sumas"- que a Christopher Ciccone le habría venido al pelo anteayer cuando, durante la presentación de la biografía que ha escrito sobre su hermana, My life with my sister Madonna, quiso confirmar los rumores sobre la tacañería de la cantante: "Compra en Ikea". Un dato que, más que demostrar la mezquindad ornamental de la hermana, deja al aire las pústulas de rencor del hermanito que, como casi nadie sabe, dedica parte de su enorme talento artístico (para la escultura en crack) a diseñar muebles, algunos de los cuales decoran la oficina de Bill Clinton en Harlem.

Sé de las capacidades del madonnito gracias a una entrevista que le hicieron en BUTT MAGAZINE (REVISTA CULO) que leí hace unos años, cuando Christopher aún se resistía a la fama obtenida a cualquier precio, organizaba exposiciones fotográficas con imágenes del culo de sus amigos (perdón por la redundancia) y preparaba un documental sobre el jovencísimo diseñador de moda Esteban Cortázar, que por aquel entonces no era más que un modistillo adolescente casi desconocido, y hoy es el responsable de las colecciones femeninas de Ungaro. Sin hache.

Húngaro con hache era Sandor Marai -a quien mi admirado Alejandro Gándara describió una vez con mucho tino como "una especie del peor Somerset Maugham, pero en centroeuropeo"-, en cuyas memorias Tierra, Tierra leo una exclamación de uno de sus parientes, días antes de la ocupación de Hungría por los nazis, que me deja estupefacto y pensativo (con el calor que dan la reflexión y el estupor): "Tú eres incapaz de comprenderlo porque tienes talento. Yo no tengo talento, así es que necesito el nacionalsocialismo". Y doy las gracias a la televisión por haber creado Operación Triunfo, y por haberle dado a Jimmy Giménez Arnau un puesto fijo en La Noria. Y a la alcaldía de Zahara de los Atunes por contratar este año a Norma Duval como pregonera de sus fiestas, donde la ex vedette acudió anteanoche con un estilismo muy ancient regime: "vestido negro por debajo de la rodilla con mangas de gasa semitransparente y un elegante collar de perlas largo", según el Hola. Y con una cara que da miedo; una cara ideal para ocupar la portada de una biografía escrita por su hermana Carla, que cualquier día de estos se cansa de que su hermana compre láminas enmarcadas en Habitat en vez de esos introspectivos retratos equinos que ella pinta con amor. Porque ella sí tiene talento.

Lo barato sale caro, como le dijo Christopher a Madonna cuando ella prefirió una librería Billy lacada en blanco en vez de una estantería carísima diseñada por él mismo. Como le advirtió Kitty Manver a Carmen Maura en ¿Qué he hecho yo para merecer esto?, o David Rojo (y negro) a Ana Rosa Quintana tras el inesperado éxito de ese vanguardista proyecto de creación colectiva que fue Sabor a hiel.

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