Monstruos Perfectos

Palacio en la arena de Lekeitio

Ultima tarde de playa en Lekeitio. Me pongo en pie, me sacudo la arena de los pantalones y digo buenas tardes a la señora que acaba de pararse a hablar con mis amigas, su prima y sus dos hijos. Me limpio las gafas con el pareo que llevo al cuello, abro bien los ojos contra el resol y confirmo lo que me había parecido al escuchar esa voz: la señora con pantalones ciclistas negros y camiseta gris que asegura aburrirse muchísimo en la playa y prefiere cruzar la costa a nado es ella: Ana Palacio, ex ministra de exteriores aznariana, ex vicepresidenta del Banco Mundial y actual vicepresidenta de Areva, una empresa pública francesa especializada en energía nuclear. Mi última tarde playera de este agosto, y la despido con la impactante visión de Ana Palacio con el pelo mojado, liso, sin rizos. Se me cae un mito de la haute coiffure pero, a cambio, reduzco drásticamente mis grados de separación con el Poder, el Dinero (así, con mayúsculas) y Sarkozy (así, con alzas). Esto hay que celebrarlo. Con unas cuantas cervezas en el puerto y un par de gin tonics (volveré al Singapur Sling esta noche, cuando aterrice en Barcelona) en el jardín de nuestro hotel.

Nos volvemos a Barcelona. También vienen Nabokov, Benacquista, William Ospina, Julián Rodríguez, Eva Illouz, Natalia Carrero (mi gran descubrimiento de este verano); los meto en la maleta y me siento un poco como José Luis Moreno guardando a sus muñecos en el baúl tras amenizar con su humor sofisticado e inteligente la gala Lekeitio, qué hermosa eres. O más bien todo lo contrario. Como si los ventrilocuos fueran todos ellos y yo, un muñeco de mandíbula desencajada que sube y baja la boca para encajarla al ritmo de sus palabras. Da lo mismo. Lo importante es que volvemos a casa a pasar unos días antes del próximo viaje, que los libros con los que hice playback esta semana se mezclan con el resto de mi equipaje y que en mi bolso de mano, como lectura para el vuelo, cargo con un ensayo que acabo de empezar a leer esta mañana, durante el desayuno: No pienses en un elefante, de George Lakoff. Un análisis sobre el dominio conservador en el lenguaje de la comunicación política en los EEUU. Pinta bien.

Antes de dejar la habitación para salir camino al aeropuerto de Bilbao, reviso bien los cajones, las repisas del baño, compruebo que no nos dejamos nada, que no necesitamos llevarnos ninguno de los periódicos y revistas que dejamos amontonados sobre una mesita baja... y allí, menos mal que he revisado, encuentro una nota que escribí hace unas horas, una noticia que anoté para acordarme de mencionar y que he estado a punto de olvidarme: "Teresa Rabal abrirá su primera tienda de ropa infantil en Madrid el próximo septiembre". ¡Qué maravilla! ¡Por fin la iniciativa privada pone en marcha un plan infalible para el control de la natalidad en España, con la falta que hacía!

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