Monstruos Perfectos

Tänään on Sunnuntai

Si hoy es domingo, esto es Helsinki. Última etapa de nuestras vacaciones nómadas por lugares que contengan la ka en su nombre y cuyos habitantes se comuniquen entre sí a través de lenguas de las que apenas comprendo unas cuantas palabras. Qué tranquilidad poderle dar un descanso al sónar, ser incapaz de espiar las conversaciones de alrededor. Sordo funcional. Tan relajante andar así, con la guardia baja y sin la intromisión de tantas apasionantes historias ajenas a las que sucumbo constantemente en todos aquellos lugares donde entiendo lo que hablan los demás. Que son el infierno, y un pozo sin fondo de fugaces historias, de narrativas fragmentarias tan contemporáneas que pasan ante mí, de largo.

"Si la mención de las personas que he vislumbrado al pasar de largo ante ellas carece de precisión al describirlas, es únicamente porque nunca las vi realmente ni pensé en ellas, ya que para mí eran objetos manipulables que usar o rodear para continuar mi trayectoria", le escribió Paul Bowles en una carta a su editor a propósito de El cielo protector. Acabo de leerlo en la Navegación a la vista, de Gore Vidal, que ha viajado hasta Finlandia conmigo para contarme su vida, y con quien sí me entiendo perfectamente.

Personas como objetos manipulables que usar o rodear para continuar el camino. Suena terrible. Suena a Carla Bruni en sus últimas fotos junto al Dalai Lama. A cualquier fotografía de Carla Bruni, ya sea junto a Sarkozy, la Reina de Inglaterra o Ingrid Betancourt. Y a cualquier imagen promocional del Dalai Lama; al lado de Richard Gere o de cualquier otra celebridad.

Suena al Sign of the Times susurrado por Prince –el artista antes conocido como el artista antes conocido como Prince–, a una manifestación del signo de estos tiempos, donde no es sólo lo fragmentario lo que define nuestros relatos de vida, sino también la escasa definición de los personajes secundarios que van apareciendo a nuestro lado, y –en mi caso– se confunden entre lo imaginario, lo ajeno, lo real y lo íntimo. Raquel Mosquera, ingresada de nuevo hace unos días en la Clínica López Ibor con un brote psicótico (no sé si con las trenzas puestas todavía o ya sin ellas), se convierte en la estrella de la semana, y ocupa más espacio de pensamiento que muchos de mis amigos. Lo que me lleva a sentirme como un cretino alienado. Supongo que eso es lo malo de poder mantener el pensamiento sin interrupción, sin palabras que se cuelen en mi línea mental y me saquen de este ensimismamiento donde acabo por encontrarme incómodas sensaciones que saludo jovial. Es relajante esta sordera mental, este envasado al vacío de las palabras propias que uso para pensar. Aunque, tal vez, debería darme más miedo.

Sí; hoy es domingo, esto es Helsinki, leo los periódicos en finlandés y solamente entiendo la publicidad (que anuncia bicicletas, cojines y barbacoas en euros), la información meteorológica y las fechas de las esquelas.

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