Monstruos Perfectos

Los Beckham, los Cruise y las Monroy

Los Beckham y los Cruise son un par de matrimonios maravillosos, cuyos miembros femeninos comparten consejos de moda al tiempo que sus elementos machos cuentan calorías y series de abdominales. Mientras Katie ensayaba en Broadway su papel para el musical que estrenará este otoño y Vicky andaba por ahí de compras colgada de un Birkin de Hermés, Tom le pedía a David que le ayudara a perder unos cuantos kilitos que había ganado últimamente y que le hacían parecer una persona normal, qué miedo. Así es que los dos se han pasado varias semanas en el gimnasio casero de los Cruise, donde David ha ejercicido como entrenador personal y dietista de cabecera del actor, que ha vuelto al peso ideal para poderse meter en un avión de guerra de un salto, y así protagonizar una segunda parte de Top Gun. Lo he leído esta mañana en el Daily Mail, al que regreso tras frustrantes intentos con los periódicos en suomi (una lengua que es una trampa mortal para disléxicos), además de un par de sustos tremendos provocados por escalofriantes descubrimientos en la prensa local que me han dejado estupefacto: el anuncio de un concierto para el próximo jueves en Helsinki de Fran Perea, que es una superestrella musical en Finlandia, un país que me estaba pareciendo divino hasta que descubrí que aquí también lo flipan con Los Serrano. O una doble página dedicada al fenómeno editorial de esta temporada: la traducción al finlandés de La Catedral del mar, de Ildefonso Falcones. Tengo miedo. Porque sé que, en cualquier esquina, me espera agazapado Ruiz Zafón, ese dandy de las letras.

Solo por llevar la contraria, intento compensar la balanza cultural –o lo que sean Fran Perea y La Catedral del mar– y me hago con la traducción al español del poemario de una finesa, Eira Stenberg, que no llega a encandilarme del todo, aunque tenga algunos versos que me gustan bastante, que pertenecen a un poema cuyo título me conmueve, La libido de la tierra: "Te ha empujado desde lo oscuro hasta un deseo tan vasto como tu historia,/ te aferra entre sus garras./ Duermes la mitad de la vida y corres lo que falta,/ te cepillas los dientes, te cortas las uñas, te portas bien. / A veces los huesos crujen contra la carne, la piel se consume/ y algo asciende a la superficie." Algo que puede ser una barriga cervecera y unas lorzas, en el caso de Tom Cruise, un tatuaje nuevo en el de David Beckham, o un inesperado eructo con regusto a ajo en el de Victoria, por culpa de algo que comió en 2005. O dos contundentes pares de tetas, como los que aparecen en la portada del Interviú de esta semana, donde Sonia Monroy, esa gran cantante y mejor stripper, presenta en sociedad a su nueva novia, vuelve a demostrar empíricamente la falta de tracción de las carretas y trata de rentabilizar su lesbianismo sobrevenido.

Los Beckham y los Cruise son un par de matrimonios maravillosos, sí; pero nunca lucirán la bisutería como Sonia Monroy y su novia Solveig en el Interviú.

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