Monstruos Perfectos

Exigencias del guión

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Silvia Tortosa se desnuda esta semana en la portada de Interviú como homenaje propio a la era del destape español. El Jueves del próximo miércoles despelota a la Duquesa de Alba en una caricatura deliciosa. Penélope y Mónica Cruz presentan una camiseta diseñada por ellas con un desnudo ajeno femenino para recaudar fondos destinados a  la investigación de una cura para el cáncer de mama. Un soldado recién divorciado de otro va de plató en plató para hablar sobre un calendario para el que ha hecho unas fotos de modelos sobre un altar, uno vestido solo con un alzacuellos y arrimando cebolleta a otro curilla stripper para escándalo de los de siempre y cabreo de UNICEF.  Los tenistas del mundo, los bomberos de pueblo, las amas de casa desesperadas y otros colectivos solidarios presentan sus almanaques para el 2009 a cuerpo descubierto.  Los militantes de asociaciones protectoras de animales hacen lo propio para denunciar el uso de las pieles de animales en el vestir, y ayer por la tarde volví a cruzarme por el Paseo de Gracia con el anciano nudista que recorre Barcelona, e incluso algún párrafo del Dietario voluble de Vila–Matas.

Dicen los naturistas que desnudarse es sentirse libre, pero a mí me parece que en los tiempos que corren se ha convertido en toda una responsabilidad. De hecho, cada vez que me quito la ropa en el vestuario del gimnasio, antes de ir hacia las duchas, me paro y me pregunto: ¿y esto? ¿esto para quién es? En voz baja, por supuesto.

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