Bulocracia

Dos maneras de (no) librarse de estar en una mesa electoral

Dos maneras de (no) librarse de estar en una mesa electoralQue te toque estar en una mesa electoral puede ser una experiencia muy gratificante en plan democrático, pero a la mayoría no le hace ilusión pasar un domingo entero sentado ante una mesa, una urna y todo el barrio. Tampoco compensan los 65 euros que te dan por estar allí, el día que habitualmente te tocas las narices, desde las ocho de la mañana hasta las tantas de la noche.

Por eso surgen excusas para poder escaquearse, entre ellas dos bulos sobre "cómo librarse" de estar en una mesa electoral: ofrecerle dinero a otro para que vaya por ti y solicitar el voto por correo.

En el primer caso, parece obvio que no puede uno librarse ofreciendo dinero a cualquiera para ser sustituido. No se puede en ningún caso. En el BOE se recogen todos los supuestos legales que lo permiten y lo más 'parecido' sería que un familiar de hasta segundo grado (madre, padre, hermanos, hijos) que votara en la misma mesa electoral, aceptara dinero por ser el sustituto. Aunque podría hacerlo gratis y entonces sería legal. Pero ofrecer dinero, a quien sea, no se contempla legalmente.

En cuanto al segundo caso, esa teoría que afirma que si solicitas el voto por correo, te libras seguro de estar en una mesa, también es falsa. La Junta Electoral Central confirma que pedir el voto por correo no exime de ser citado.

Se puede solicitar no estar en la mesa electoral atendiendo a criterios "personales, familiares y profesionales", como recoge la Ley Orgánica del Régimen Electoral General, que incluye aspectos curiosos, como estar exento por ser víctima acreditada de un delito y que alguien incluido en el censo de ese colegio tenga una orden de alejamiento sobre la persona requerida para la mesa.

Exime o puede eximir también ser madre durante el periodo de lactancia al menos hasta los nueve meses del bebé, estar atendiendo a menores de ocho años, ancianos o familiares impedidos, estar enfermo, lesionado o pertenecer a una confesión religiosa cuyo ideario sea contrario a la participación en una mesa electoral.

También se libran, por ejemplo, los internos de centros penitenciarios o los de hospitales psiquiátricos, que tampoco es la idea. Hay muchas maneras legales de no estar en una mesa electoral, pero en ningún caso puede uno librarse ofreciendo dinero a otra persona como sustituta o solicitando el voto por correo, como dicen los últimos bulos.

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