Bulocracia

En ocasiones veo cocodrilos

El biólogo molecular Sergio Castillo paseaba el viernes pasado con su mujer y sus hijos por la ribera del Pisuerga, cerca de la urbanización Entrepinos, donde residen; cuando le pareció ver un cocodrilo: "En el lecho del río había un animal compatible con la morfología de un cocodrilo. Se movía de forma parsimoniosa".

La presunta presencia del temible animal llevó hasta esa zona de Valladolid a expertos rastreadores, que concluyeron que podría tratarse de una nutria. Esto le pareció ridículo a Castillo, aunque el martes reculó un poco y comentó a El Norte de Castilla que "no puedo asegurar que fuera un cocodrilo pero no era una nutria". Sí precisó que el bicho "tenía una cabeza de entre 25 y 35 centímetros y era de color oscuro".

La búsqueda del cocodrilo iba a quedar suspendida cuatro días después de iniciarse por testimonios como el de Fernando Gómez, rastreador de la Asociación Chelonia, que apuntó a una "nula existencia de indicios". Pero la Delegación del Gobierno cambió de opinión y se retomó el operativo. Vuelve a buscarse al reptil y además se han colocado cepos y se utilizan drones, ya que la bajada de las temperaturas "puede haber aletargado al cocodrilo".

En ocasiones veo cocodrilos

Se dice que hay huellas de un cocodrilo del Nilo, pero no existen pruebas gráficas de su presencia. Hasta ahora asegura que lo ha visto Sergio Castillo y tal vez su familia, y dos personas más, una de ellas un policía, afirman que lo contemplaron el sábado pasado. En todo caso, se han tomado precauciones porque la pandemia ha propiciado el abandono de mascotas, también de las exóticas, y además el primero en afirmar que había divisado al cocodrilo es biólogo.

Se trataría de un animal de "aproximadamente un metro y medio", más o menos como el cantante Joselito; y un animal de ese tamaño, si está, debería ser encontrado tarde o temprano. La única certeza hasta ahora es que no sabemos si hay o no un cocodrilo en el Pisuerga y cómo podría haber llegado hasta un hábitat que no es el suyo, así que habrá que esperar.

Para siempre en Valmayor

Esperando llevan ya 17 años quienes frecuentan el embalse madrileño de Valmayor. Y es que la historia del presunto cocodrilo pucelano recuerda bastante a una que comenzó en el año 2003 en el segundo mayor pantano de la Comunidad de Madrid, conocido desde entonces como "el de los cocodrilos".

Hace casi dos décadas, varias personas comunicaron que habían visto en Valmayor un cocodrilo, o dos. Así que la Guardia Civil rastreó la zona a conciencia con el zoólogo Juan Gómez Soto al frente de la búsqueda. A nadie le parecía extraño que hubiese cocodrilos en un embalse de Madrid y la mayoría de los que apostaban por su presencia se aferraban a las leyendas de animales exóticos viviendo en las cloacas de Nueva York después de que sus inconscientes dueños los tirasen por el váter.

Desde 2003 hay quienes siguen rastreando cocodrilos en Valmayor como el que busca pokemons, y eso que nunca se ha aportado prueba gráfica alguna más allá de fotos de dudosa credibilidad y de los testimonios de algunos visitantes. Los expertos nunca han encontrado indicio alguno de la presencia de cocodrilos en Valmayor, pero la historia sigue ahí, emulando la del monstruo del lago Ness en Escocia.

El cocodrilo más popular de Madrid, y casi nadie lo conoce, es el de la iglesia de San Ginés, ausente ya desde hace años. Allí estuvo expuesto desde el siglo XV un caimán americano que llevó hasta el templo Alonso de Montalbán, aposentador de los Reyes Católicos. La leyenda dice que ese caimán gigante perseguía a Montalbán en la isla de Portobello y gracias a un árbol que cayó encima del animal, éste murió en el acto. Así que decidieron llevarlo a San Ginés.

El cocodrilo malagueño de verdad

Entre leyendas y supuestos avistamientos de cocodrilos, hay un caso en España que sí acabó confirmándose. Se dio en Málaga hace siete años. Según detalla El Mundo, Enrique Prieto, que fue gerente del Cocodrilos Park de Torremolinos durante 24 años además de trabajar durante ocho en el desierto africano de Kalahari, no dudó desde el principio que "un aligátor o un cocodrilo de un tamaño considerable" rondaba por las lagunas de Mijas y había que capturarlo.

El primer avistamiento lo protagonizó un motorista en febrero de 2013. Comunicó el hallazgo a la Guardia Civil y la Benemérita se lo tomó inicialmente a coña, hasta que pudo comprobar sobre el terreno que existían potentes indicios de que en la zona hubiese un cocodrilo.

Pasaba el tiempo y no aparecía, pero cuando la historia del cocodrilo de Mijas llevaba ya camino de convertirse en leyenda, Prieto y unos periodistas se toparon con el reptil, que resultó ser un macho de cocodrilo del Nilo de 2,13 metros de longitud, y estaba muerto. Después se comprobó que había fallecido a causa de una hemorragia interna, posiblemente por ingerir piedras.

En en el caso del presunto cocodrilo del Pisuerga vamos camino de una semana de rastreo, lo cual no ha impedido que haya surgido ya una línea de camisetas en torno al bicho creada por el diseñador vallisoletano Jesu Medina. "En Valladolid somos tan pijos que hasta el Pisuerga es de Lacoste" y "Low Cost", son algunos de los argumentos de las prendas.

El tiempo dirá si hay un cocodrilo en el río Pisuerga. En Mijas, cuando lo encontraron habían pasado dos meses desde que alguien lo vio por primera vez, dos meses de intensa búsqueda que no dieron fruto hasta que el animal fue hallado muerto, aunque siempre hubo pistas. Lo que parece probable, a juzgar por lo ocurrido en Valmayor, es que si el presunto cocodrilo del Pisuerga no aparece, se quedará para siempre en el lugar convertido en leyenda.

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