Bulocracia

La paguita de verano de Franco

"Se cumplen 73 años de que Franco creara la paga extra de verano, 73 años después siguen sin aparecer rojos renunciando a ella".

Esta frase, acompañada por una foto del dictador Francisco Franco pluma en mano, se comparte en esos foros nostálgicos de Internet donde cualquier tiempo pasado fue mejor -al menos desde 1939 a 1975- y siguen teniendo muy presentes tanto a Franco como a "los rojos". Mucho rigor no suele haber en esos sitios y, de hecho, hasta el cartelito que se difunde está desfasado y les da lo mismo, ya que la paga a la que quieren referirse es de 1947, que más 73 años daría 2020. Es decir, hace dos años que se cumplieron los mencionados "73 años" de "la paga extra de verano", pero esto lo han puesto en redes sociales hace tres días tomando como ejemplo, además, otra publicación desfasada del 24 de julio de 2021.

La paguita de verano de Franco

Con Franco, dos años antes de establecerse la "paga extra de verano", que no era tal, fue aprobada en 1945 la paga extra de Navidad, aunque la Ley de Contratos de Trabajo de 1944 ya fijaba un mínimo anual de siete días de vacaciones pagadas que podían ser más si se reflejaba en el reglamento de trabajo. Antes, durante la Guerra Civil, el banco sublevado había fijado en marzo de 1938 el derecho a una "vacaciones anuales retribuidas" sin que se matizara el número de días.

Sin Franco, reinando Alfonso XIII se habían establecido quince días de vacaciones anuales ininterrumpidos para todos los funcionarios en 1918, y años más tarde la Constitución de la Segunda República de 1931 regulaba las vacaciones anuales junto con la Ley de Contratos de Trabajo de ese mismo año, que imponía siete días ininterrumpidos de vacaciones remuneradas para todos los trabajadores.

La "paga de verano de Franco", aprobada por el Ministerio de Trabajo el 15 de julio de 1947, no fue tal, sino un parche interesado que había que disfrazar de solemne durante un periodo de crisis y profunda devaluación salarial. Se estableció, además, con la excusa de celebrar la Fiesta del Trabajo del 18 de julio. Su objetivo era que "todos los trabajadores pudieran celebrar adecuadamente la Fiesta de Exaltación del Trabajo" del 18 de julio, día del "alzamiento nacional"; o lo que es lo mismo, del golpe de Estado contra la Segunda República. La paga equivalía a la retribución de una semana y debía abonarse el día anterior a esa nueva "Fiesta del Trabajo" a conmemorar. Lo de "paga extra de verano" a Franco le era ajeno y denominarla así es muy posterior.

Lo cierto es que en 1947, España estaba aislada del mundo y tenía los sueldos más bajos de Europa a pesar de que el Continente acababa de salir de la Segunda Guerra Mundial. La imparable caída salarial coincidió con un aumento desmedido de los precios de muchos productos básicos, que repercutió exageradamente en el encarecimiento del nivel de vida. Para esconder esa triste realidad en forma de crisis galopante nació esa paguita que el régimen quería que se conociera como de la Fiesta del Trabajo o de Exaltación del Trabajo, aunque comenzó a ser denominada "paga del 18 de julio" sin más. Nada de verano.

La paga veraniega de Franco surgió como un caramelito para ocultar la carestía de la vida, una limosna oficial para los trabajadores en un momento, los años 40, en que el nivel de vida se había disparado en nuestro país hasta un 550% y los salarios estaban por los suelos, a la cola de Europa y muy lejos de condiciones anteriores. Los sueldos no llegaban ni al 50% de los que se percibían en 1935 en la mayoría de provincias españolas. Eran de miseria y maquillarlos con una paga adicional le pareció una buena solución a Franco, que sabía que cualquier añadido salarial sería bien recibido y además podría convertirlo en una suculenta propaganda del régimen que lideraba.

De todo esto no dice nada el letrerito que se difunde en Internet, al igual que tampoco menciona que una de las primeras medidas de Franco tras concluir la guerra, en primavera de 1939, fue bajar radicalmente los sueldos y alargar la jornada laboral de 40 a 48 horas semanales, semanas que por entonces tenía seis días laborables, no cinco. Así que cualquier iniciativa dirigida después a paliar en algo la situación, lógicamente se miraba con buenos ojos porque, al margen de lo que promulgaran las leyes, trabajar entre diez y doce horas por jornada estaba a la orden del día y permanecer 60 o 70 horas por semana en el trabajo era lo normal. Tampoco dice la frase de Internet que en los años 40 la cesta de la compra se había incrementado un 70% y el precio de la vivienda lo había hecho hasta un 100%, o que en 1945 la renta per cápita de los españoles era un tercio de la de 1935 y no logró recuperarse hasta mediados de los años 50.

La paguita de verano de Franco se mantuvo con la llegada de la democracia hasta nuestros días. Se aumentó su cuantía en 1978 y se fijó en el mes de junio, aunque ahora se lleva mucho lo de dividir todo el salario anual en catorce pagas o bien prorratear las extras, lo cual se traduce en percibir solo doce salarios mensuales al año y olvidarse de las pagas de Navidad y verano.

¿Franco creó la "paga extra de verano"? Bueno, creó la Fiesta de Exaltación del Trabajo del 18 de julio, que conllevaba una paga a modo de "gratificación equivalente a la retribución de una semana" de trabajo -no de un mes- en un momento en que los sueldos de los españoles eran miserables, aunque no fue conocida como "paga extra de verano" hasta décadas después. La paga del 18 de julio llegó para maquillar la miseria de los trabajadores y, al tiempo, poder venderla como un nuevo logro del régimen.

Como buen dictador, Francisco Franco no dio opción y se acaudilló en la jefatura del Gobierno y del Estado durante 36 años, así que normal que las cosas, si llegaban, lo hicieran de su mano. No había otra. Sus adeptos siguen diciendo lo mismo casi medio siglo después de su muerte. Se pasan la vida atribuyéndole logros que no fueron suyos y otros que más que venir por Franco llegaron con los tiempos, con la apertura al exterior y con el servilismo hacia Estados Unidos.

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