Buzón de Voz

El contrato de Rajoy tiene pinta de temporal

En circunstancias normales, un debate sobre el Estado de la Nación supone un examen a la gestión del Gobierno. Primer error de cálculo de Rajoy. Ni España ni el mundo atraviesan circunstancias normales. Zapatero tendrá muchos defectos, pero domina el arte de la táctica política. Convirtió un debate anunciado como simulacro de moción de censura en una especie de sesión de investidura. Y dejó a Rajoy mirando a Cuenca. ¿Quería usted huevos? Tres docenas.

Casi todos pensaban que el presidente intentaría salir del paso "vendiendo ideología" o algún mensaje sonoro como prorrogar el subsidio del paro. Y se encontraron con el anuncio de un paquete de medidas concretas destinadas a las pequeñas empresas, a los autónomos, a quienes dudan si es o no el momento de comprar casa... pero sobre todo dirigidas a poner las bases de un nuevo modelo de economía sostenible, que no vuelva a depender de la especulación del ladrillo. El tiempo mostrará si acierta o no.

Rajoy tenía la oportunidad de proponer alternativas creíbles. Cero patatero. Dijo que los socialistas "no saben leer", pero fue incapaz de leer o pronunciar una sola propuesta. Se agarró, desesperado, al drama de los cuatro millones de parados. El contrato de Rajoy como líder del PP tiene hoy más carácter temporal que anteayer.

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