Buzón de Voz

Una vocación bipartidista

Mediada la anterior legislatura, el politólogo Philip Pettit, padre del llamado "republicanismo cívico", examinó las medidas tomadas hasta entonces por el Gobierno de Zapatero y elogió logros concretos como el rechazo a la guerra, el inicio de un diálogo sobre el modelo territorial de España, la ambiciosa Ley de Dependencia, la defensa de los derechos de los homosexuales, las campañas contra la violencia doméstica, el diálogo como fórmula para poner fin al terrorismo...

Se desconoce si el prestigioso filósofo está examinando la actual legislatura –a punto de cruzar el ecuador– o si considera que la crisis económica entierra cualquier posibilidad de avance hacia el objetivo de una democracia basada en la "no dominación" del otro, el respeto a las minorías y el "ciudadanismo" frente a otros modelos ideológicos desgastados. Lo cierto es que ese examen de calidad democrática no vendría nada mal cuando la evidente crispación política no es capaz de ocultar la sintonía entre PSOE y PP a la hora de oponerse a cualquier intento de reformar una ley electoral que les favorece o un Tribunal Constitucional desprestigiado.

El federalismo que marcaba el Estatut y al que se apuntaron Valencia o Andalucía parece estrellarse contra la obcecación centralista de la derecha política y judicial. Un paréntesis provocado por la prioridad de afrontar la crisis sería difícilmente justificable, pero los indicios señalan más bien una vocación impenitente de bipartidismo.

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