Buzón de Voz

Por supuesto que no se entiende

Un político no suele provocar intencionadamente la indignación de los ciudadanos y menos aún la de sus propios votantes. Cabe suponer, por tanto, que un presidente del Gobierno no pone en riesgo a la ligera su futuro político ni el de su partido si no considerase que merece la pena por causa mayor. Cuando Zapatero dice que "muchos ciudadanos no entenderán que les pida más esfuerzo", tiene razón. El patriotismo aplicado a las cosas de comer exige unas dosis de credibilidad, coherencia y pedagogía casi imposibles en los tiempos que corren. ¿Cómo van a entender millones de funcionarios y pensionistas que ellos deban ser los paganos de la crisis mientras los causantes de la misma siguen repantigados en su sillón? No es cierto, como algunos medios sostienen en un relato simplista, que los recortes anunciados ayer se deban a una presión de Merkel o a una llamada de Obama.

Las cosas son más complejas y el origen de esta obsesión por acelerar la reducción del déficit proviene de la reunión del FMI en abril, cuando ya sonaron las alarmas por el endeudamiento público y privado y por la debilidad del euro frente a los tiburones de los mercados. Si Zapatero pretende que los ciudadanos asuman como inevitables los mismos recortes que aplicaría un gobierno conservador, más le vale darse prisa en la propuesta y aplicación de otras medidas que afecten a las rentas más altas, a los especuladores y a quienes hoy tanto sonríen.

Más Noticias