Buzón de Voz

La energía del ‘amigo’ chino

Los dirigentes chinos tienen más confianza en la economía española que los propios ciudadanos españoles. Según el último índice del ICO, esa confianza ha caído entre los consumidores 5,4 puntos en diciembre. Li Keqiang, viceprimer ministro y probable sucesor en 2012 de Wen Jiabao al frente del Gobierno de Pekín, respaldó ayer en Madrid las reformas decididas por Zapatero y proclamó (en consonancia con las predicciones del FMI) que esas medidas permitirán que España lidere en 2013 el crecimiento en la UE. Como demostración de esa confianza, Keqiang firmó contratos por valor de más de 5.600 millones de euros, gran parte fruto de acuerdos con Repsol.

El capitalismo, por mucho que se apellide comunista, no tiene por costumbre repartir dinero sin garantías de rentabilidad. China es ya el primer acreedor de Estados Unidos y el dueño de un alto porcentaje de las materias primas de Africa, y es obvio su interés en consolidarse como la fábrica de Europa. No pocos analistas y diplomáticos sostienen que la única posibilidad de evitar que China se convierta en la principal potencia del siglo XXI sería que el régimen chino se viera obligado a incrementar los salarios de los trabajadores, lo cual equivaldría a una transformación política que no se vislumbra en el horizonte. Keqiang bromea con el deseo de llevar jamón, vino y aceite español a todas las mesas chinas, pero no tolera preguntas de la prensa, así se evita hablar del Nobel de la Paz encarcelado.

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