Buzón de Voz

Velocidad e improvisación

La improvisación en la toma de decisiones es uno de los reproches más letales para la credibilidad de Zapatero. La oposición lo sabe y por eso el PP lanza la acusación constantemente, alguna vez con razón y a menudo sin base. Como es obvio, cuanto más impopular es una medida, más rentable resulta políticamente la crítica. La limitación a 110 kilómetros por hora de la velocidad de circulación en autovías y autopistas a partir del próximo lunes es discutible, y la forma de comunicarla el pasado viernes por Rubalcaba daba pie una vez más al discurso de la derecha, puesto que se otorgaba a tal medida un carácter temporal vinculado a la escalada del precio del petróleo provocada por las revueltas en los países árabes.

Lo cierto es que la propuesta (literal) de "reducir los límites de velocidad en un 20% de media en las vías de gran capacidad" formaba parte de las 31 medidas aprobadas por el Consejo de Ministros el 1 de agosto de 2008 a propuesta de Miguel Sebastián, dentro del Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011. De modo que la decisión podría calificarse de tardía o escasa respecto a los objetivos del propio Gobierno, pero no de improvisada. Por lo demás, si los ayuntamientos de las grandes ciudades consideran que se puede ahorrar energía y reducir la contaminación con otras acciones como cambiar el alumbrado o restringir el uso de coches oficiales, la respuesta es sencilla: refuercen el transporte público y háganlo. ¡Improvisen!.

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