Buzón de Voz

El lastre o la virtud del "no nos falles"

La noche del 14 de marzo de 2004 dejó en el aire un mensaje nítido dirigido al vencedor: "Zapatero, no nos falles". Hoy, a cinco meses de la nueva cita con las urnas, las encuestas más fiables vaticinan que el éxito o el fracaso del PSOE dependen de su capacidad para no defraudar aquella urgente y emotiva reclamación del personal.

Nuestro primer Publiscopio pone números a una letra que conocíamos: el Partido Popular tiene unos cimientos electorales sólidos, un suelo muy estable, sobre todo si se tiene en cuenta la fragilidad del liderazgo de Mariano Rajoy, una laguna que asoma también con transparencia.

La gente responde hoy a las preguntas sobre su intención de voto sin tener la mente dispuesta para acudir a las urnas. De forma que lo importante es la tendencia, el peso de los matices. Todo indica que la situación es de empate, sea técnico o sulfúrico, pero empate al fin y al cabo. Zapatero no consigue despegar, aunque suscita altas dosis de confianza entre los suyos y escaso rechazo en el resto. Justo al contrario que Rajoy, cuya valoración global es similar a la de Gaspar LLamazares.

Con estas luces de la demoscopia, cabe pensar que el partido está por disputar. Los esfuerzos de PSOE y PP para sacar de casa a los abstencionistas auguran una campaña que será cualquier cosa menos aburrida. O sí. Depende.

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