Buzón de Voz

Lorca y los políticos

El desprestigio de la clase política (ganado a pulso por sus propios méritos) lleva a situaciones tan paradójicas como la de ayer. Prácticamente todos los partidos, desde el PP hasta Bildu, suspendieron la campaña electoral en señal de duelo por las víctimas del terremoto de Lorca. Se trataba de una medida respetuosa y sensata que lograba el consenso de Zapatero y Rajoy y hasta de Mayor Oreja y la izquierda abertzale. Sin embargo, las redes sociales y los medios recogieron durante todo el día duras críticas en las que se acusaba de "oportunistas" a los dirigentes que viajaron a Lorca e incluso a los que protagonizaron actos de homenaje en ayuntamientos y otras instituciones. Si los actos electorales se hubieran mantenido, los políticos habrían sido tachados de insolidarios e insensibles, alejados por completo de los problemas de los ciudadanos. Es cierto que algunos dirigentes (y miembros de sus equipos) no pudieron resistir la tentación de criticar al adversario o de utilizar su presencia en Lorca para mantener protagonismo mediático, pero la inmensa mayoría hizo lo que debía hacer. El Gobierno tenía que aportar con urgencia los medios técnicos, humanos y materiales para atender a los afectados; el resto de autoridades y la oposición, cumplir sus propias responsabilidades. La política representa lo público, y toda catástrofe demuestra la necesidad de garantizar unos servicios públicos eficaces y capaces de atender a quienes lo han perdido casi todo.

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