Buzón de Voz

Merkel en el Tirol

El Banco de España confirmó ayer (a su manera) los vaticinios de todos esos economistas "aterrados, preocupados, progres trasnochados, utópicos..." que llevan casi tres años advirtiendo de los peligros de la obsesión por el déficit público y el discurso único de la austeridad. Según la institución dirigida por Fernández Ordóñez, la economía creció en el segundo trimestre una décima menos que en el primero, apenas un 0,2%. Tan sólo las exportaciones y el turismo tiran débilmente de un PIB lastrado por las turbulencias del precio de la deuda y por la caída de la demanda interna. Esto último significa que la gente hace lo que viene a dictar el sentido común y la prudencia: si los ingresos bajan y la incertidumbre crece, el consumo merma y cada cual ahorra lo que malamente puede en lugar de gastar. Además de confirmarse que uno de los motores principales de la economía española está gripado, las instituciones europeas siguen mostrándose incapaces de reaccionar de modo rápido y contundente al acoso de los mercados. Después de varios días de negocio redondo para los especuladores, parece que Merkel hizo ayer un receso en sus vacaciones tirolesas para escuchar a Sarkozy, Zapatero, Berlusconi... y urgir al BCE para que compre casi sin límite bonos italianos y españoles. Parche eficaz aunque transitorio. La UE (y Merkel) tienen que acelerar la ayuda a Grecia y enviar de una vez un mensaje creíble de fortaleza política y económica.

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