Buzón de Voz

Sin mover una ceja

Nunca han faltado voluntarios para atizar a Zapatero, pero en los últimos meses la cola recuerda a la de Aterriza como puedas en la escena del pasajero histérico al que golpean sin compasión con la mano abierta, el guante de boxeo o la llave inglesa. Se lo ha buscado a diestra y siniestra el todavía presidente del Gobierno, pero sus múltiples errores no significan que merezca todos y cada uno de los golpes. Se le puede reprochar no haber admitido a tiempo la gravedad de la crisis, no haber pinchado la burbuja inmobiliaria, no haber cumplido todos sus compromisos sobre igualdad, participación democrática o libertad religiosa. Por encima de todos los reproches de su propio electorado, está sin duda el de inclinarse durante el último año ante las imposiciones de los mercados y de las tesis neoliberales como discurso único para salir de la crisis. Y a pesar de sucumbir con un entusiasmo digno de mejor causa al chantaje del miedo, Zapatero no merece la crueldad con la que ayer fue tratado en su despedida como gobernante y como diputado. Rajoy, quizás cegado por la casi infinita cola de aduladores que ahora le festejan, consideró necesario restregar por enésima vez a su exadversario la tasa de paro y una "herencia envenenada". A la misma hora, el primer ejecutivo de Prisa elogiaba al líder del PP porque "entiende bien" la importancia de ese gran grupo de comunicación en España y América Latina. Lo que importa es ocupar el poder. Sin mover una ceja.

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