Buzón de Voz

Historia y justicia

Uno de esos quiebros macabros del destino ha hecho coincidir, en el día de hoy, dos acontecimientos singulares: el entierro de Manuel Fraga y el primero de los tres juicios abiertos por el Tribunal Supremo contra Baltasar Garzón. Nada tienen que ver la extinción física de uno de los últimos protagonistas políticos del franquismo y el primer acto de un calvario judicial que muy probablemente pondrá fin a la carrera de uno de los magistrados más reconocidos de la democracia. No se juzga (aún) su intento de abrir una investigación de los crímenes del franquismo (ya podría sonar a carcajada de la historia tal coincidencia), sino de la presunta prevaricación cometida por el juez al ordenar escuchas telefónicas en prisión a los principales acusados de la trama Gürtel. Fraga recibirá hoy sepultura en Galicia homenajeado como hombre clave de la Transición democrática, al tiempo que el otrora "guerrero insobornable" de la judicatura contra el terrorismo, la corrupción y el crimen de Estado se sentará en el banquillo por haber dado curso legal a la petición fiscal de pinchar conversaciones entre presos y abogados para buscar el destino de millones de euros distraídos durante años de las arcas públicas por la mayor trama de corrupción política de las últimas décadas. Los caminos de la historia marcan curvas y cruces totalmente casuales a los que el transcurso del tiempo da su sentido exacto. La justicia no puede obedecer al azar. Si no es igual para todos ya no es justicia.

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