Cartas de los lectores

2 de julio

Es hora de remar juntos en la misma dirección
Sorprende a la ciudadanía que –hasta en el último Debate sobre el Estado de la Nación recién celebrado– los líderes de los principales partidos se enzarcen en el Parlamento, siendo protagonistas de una monumental bronca. Parece ser que el enfrentamiento de siempre se repite hasta la saciedad, pues mientras uno focalizó su discurso presentando diversas reformas que el tiempo se encargará de revelar como inocuas, a la vez que tachó de mentiroso a su contrincante, el otro descargó toda su artillería catastrofista sobre él, al mismo tiempo que volvió a responsabilizarle de la pésima realidad económica y a exigirle ¡cómo no! elecciones anticipadas.
Mejor nos vendría a todos que de una vez por todas remasen ambos en la misma dirección y buscasen soluciones nuevas –y sobre todo prácticas– para el bien común, que actualmente da la ligera impresión de que queda lejos.
Miguel Sánchez / Zaragoza

El misterioso resultado
electoral del desprestigio
He podido comprobar lo rentable que es insultar y desprestigiar. El Partido Popular utiliza esta técnica y le da resultados electorales. Empezaron con el "váyase, señor González" hace años y, desde que Rodríguez Zapatero tomó posesión de la Jefatura del Gobierno, el Partido Popular arreció más en la aplicación de esta técnica, mejorándola, pues ha llegado al insulto personal; la prensa está ahí para quien desee enterarse. Sería interesante que sociólogos, filósofos y otros expertos dedicasen un estudio a explicar los resultados electorales conseguidos con estos métodos. Y también a cómo se podría combatir esta situación, que de ética y moral no tiene nada. De paso, en dicho estudio-investigación, se debería explicar, si es posible, por qué los electores, con su voto, premian a los políticos corruptos con procesos judiciales pendientes por prevaricación y aprovecharse del dinero público. Yo no lo entiendo.
J. M. Redondo
El Espinar (Segovia)

Empezando el melón
en el Ayuntamiento de Madrid
Bueno, en realidad no sé si hemos empezado el melón o si nos hemos empezado a enterar de la melonada que hicimos el 22-M al reelegir a Ruiz-Gallardón como alcalde de nuestra villa. Piensa subirnos más de un 5% el IBI y estudia aumentar a algunos su inventada tasa de basuras, lo que me mosquea todavía más, porque ya sabemos que, para nuestra derechona, los algunos somos los de siempre...
Para castigar al pérfido Gobierno y arreglar el paro hemos reelegido al alcalde más derrochador, al que nos ha puesto a la cabeza de España con la nada despreciable cifra de 7.000 millones de euros de deuda, y ahora nos empieza a pasar la minuta. Hay que quitarse el sombrero ante el PP, que ha sabido, a base de marketing, desviarnos del objetivo de la últimas elecciones. En el fondo, quien de verdad ha perdido las elecciones hemos sido los madrileños... Lo dicho, una melonada pero que muy gorda, la madre de todas las melonadas.

Ursino Ugarte
Madrid

Orgullo y agradecimiento por la calidad de los servicios públicos
Con motivo del ingreso de mi mujer en el Hospital Virgen de Valme de Sevilla para someterse a una intervención, nos sobrevino un problema inesperado: nuestra hija, lactante, se negaba a tomar la leche de biberón prevista para sustituir el pecho de la madre durante su convalecencia. Temiendo un proceso de deshidratación del bebé, contactamos con el hospital para solicitar su auxilio. A pesar de constituir un supuesto insólito en su estructura, así como de plantearse la cuestión sin apenas margen, una serie de personas (del personal de servicio del hospital), a las que deseamos expresar públicamente nuestro más emocionado agradecimiento, dieron cuerpo (y alma) a un organismo público que –por ello– prestó un servicio encomiable para resolver tan sensible contratiempo, lo que permitió centrarnos con tranquilidad en la operación de mi mujer. Gracias a este puñado de personas con nombre y apellidos, que se implicaron solidariamente para ayudarnos (también quiero destacar la profesionalidad del cirujano), puedo elogiar hoy al Hospital Virgen de Valme y, por extensión, enorgullecerme de nuestros sistemas públicos. Gracias a ellos, porque al final todo es cuestión de personas.
Javier Lasida Ballesteros
Morón de la Frontera (Sevilla)

La historia va de guerras,
de reinos, de imperios
La cosa va de balas, de flechas, piedras y símbolos religiosos, va de esto es tuyo y esto es mío, así es la historia.
Hablo de la Historia con mayúsculas, la que se escribe en los libros y nos obligan a memorizar en clase, hablo de las páginas sagradas del hombre. Nos dicen: "Con lo sagrado no se juega, con lo sagrado se aprende". Y menos mal que esto es mentira, menos mal que siempre hay juegos que cruzan los tiempos en horario extraescolar.
Fuera de clase aprendí el ajedrez. Y el ajedrez me habló de la Historia, de la Historia con mayúsculas, digo. El ajedrez no es santo de ninguna fe, pero con la excusa de que es un juego se sienta a la derecha de la santa madre historia, y acerca a los ojos del jugador quién es la santa, quién es la historia y quién es la madre de todos los desmadres. La cosa va de guerras, de reinos, de imperios. Y si tú y yo somos lo que somos y pasamos de todo este rollo, pues ya lo estamos viendo en la partida: vivimos pero no estamos en los libros, no tenemos vela en este entierro. Este entierro es cosa de reyes, de reinas, alfiles, caballos, torres y peones, muchos peones.
Rafael Barbero García
Córdoba

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