Cartas de los lectores

23 de septiembre

En confianza
Rajoy sostiene que España necesita confianza. ¿Se puede confiar en la promesa de que no tocará el Estado del bienestar, cuando estamos viendo que en las regiones donde el PP gobierna se reducen los recursos de servicios públicos básicos como la sanidad, la educación o la dependencia? ¿Inspira confianza quien permitió que en las elecciones de mayo figuraran en las listas personas imputadas en casos de corrupción? ¿Es capaz de generar certidumbre alguien que desde que estalló la crisis ha permanecido mudo sin que se conozca ni un solo planteamiento global serio sobre cómo afrontarla? Dice también que su objetivo prioritario es crear empleo, pero ¿cómo se concilia tal propósito con el hecho de que Aguirre en Madrid, Feijóo en Galicia o Cospedal en Castilla-La Mancha estén enviando al paro ahora mismo a miles de profesores?
En confianza, Rajoy: ¿no le parecen demasiadas contradicciones?
Enrique Chicote Serna / Arganda del Rey (Madrid)

Los peligros de la transversalidad extrema
Todos hemos tenido alguna vez la tentación de generalizar al hacer una queja o calificar a un colectivo, utilizando expresiones que van desde el "todos los políticos son iguales" hasta el "es lo que hay".
La transversalidad esgrimida en nuestras opiniones cotidianas no es un hecho aislado o una respuesta refleja del subconsciente, es la consecuencia del sutil manejo subliminal de simples analogías con el fin de orientar los estados de opinión hacia objetivos muy concretos. Voy a enumerar los ejemplos más sonados:
"Todos entran en política para llevárselo". Frase muy al uso, que, al contrario de la lógica, ha encaminado de forma mayoritaria el voto de las últimas elecciones al partido con más casos de corrupción.
"Esto ni es democracia ni es nada". Expresión de aquellos que llaman a la democracia "partitocracia" y que verían con buenos ojos la intervención de un salvapatrias con tricornio y bigote, eso sí, nunca la usarían si gobernaran otros.
"Los profesores trabajan poco y tienen muchas vacaciones". Absurdo simplista que utilizan los medios afines a Esperanza Aguirre para denostar al colectivo de profesores de la enseñanza pública, con muy buenos resultados en su otra particular vendetta contra los sindicatos. A pesar de todo, Aguirre obtuvo un 52% en las autonómicas de mayo de 2011.
Podríamos poner más ejemplos, pero no haríamos más que redundar en la evidencia. Ahora ya sabemos a quiénes afectan los estados de opinión sesgados por una maniquea generalización y de nosotros depende que no acaben en simples opiniones transversales.
Francisco Javier España Moscoso
Galapagar (Madrid)

El cinismo hipócrita de la derecha de siempre
Nunca en la historia de la humanidad los conservadores han recortado privilegios a los que más tienen para favorecer a los que menos tienen y el mejor ejemplo de ello lo vemos ahora, que se están oponiendo radicalmente a que los que más tienen paguen algo más.

El segundo ejemplo lo vemos ahora con algunas comunidades gobernadas por el PP como la de Madrid, con los recortes del número de profesores en la enseñanza pública, porque si se culturizan demasiado los hijos de los que menos tienen, la derecha pierde la hegemonía del saber para ocupar los mejores puestos y los mejor remunerados.
Yo no tuve oportunidad de estudiar, así que lo que aprendí lo adquirí en la universidad de la vida y una de las cosas que no olvidaré nunca es a no dejarme engañar por los cantos de sirena de los que se enriquecen a costa de los que menos tienen.
Joaquín García Mayo
Getafe (Madrid)

El ‘thatcherismo’ del PP importado a España
Margaret Thatcher, primera ministra británica desde 1979 hasta 1990, se mostró muy crítica con los funcionarios públicos; tenía una clara preferencia por los impuestos indirectos, menos progresivos que los directos. Se propuso reducir a la mínima expresión la influencia de los sindicatos; redujo los subsidios a pesar de un paro de más de 3,5 millones. En definitiva, se distinguió por la desregularización de los mercados, la flexibilidad del marco laboral, la privatización de bienes públicos, y un considerable retroceso en sanidad y educación.
En España, practican ese thatcherismo acompañado de rasgos populistas. Por ejemplo: suprimir el 60% de los liberados sindicales. Enmascaran su propósito de reducir la influencia de los sindicatos con el discurso de que son una panda de vagos. Aumentan el horario lectivo de los profesores, como si sólo trabajaran en las horas lectivas. Es como si a un juez le contabilizasen sólo las horas que está en los juicios.
Enmascaran su oposición a la enseñanza pública lanzando la proclama de que trabajen "como todos los demás".
Auténtico thatcherismo.
Julio García-Casarrubios Sainz / Valdepeñas (Ciudad Real)

La democracia en España
40 años después
Después de 40 años de dictadura, la muerte, no los españoles, acabó con Franco. Cuatro décadas después, su ministro Fraga se retira voluntariamente, también casi al límite de su vida. Dado que el poder de Franco estaba en la punta del fusil y el de Fraga en los votos, ¿esto supone un avance en democracia o una voluntaria entrega de una parte decisiva de la ciudadanía a esa continuidad del franquismo? El cambio constitucional fraguado por Zapatero en favor del partido de Fraga confirma que nuestra democracia sigue siendo "orgánica".
Diego Mas Mas
Madrid

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