Cartas de los lectores

23 de noviembre

Negro futuro en Catalunya
Una parte de la sociedad catalana, con su incongruencia demostrada en las urnas, otorga aún más poder a CiU para continuar con su política de recortes sociales. ¿En qué estaban pensando los votantes de la formación nacionalista? ¿Será que todos los que votaron a CiU llevan a sus hijos a una escuela privada? ¿Acaso acuden a la sanidad privada cuando están enfermos? ¿Nadie recuerda la actuación de la Conselleria de Interior contra el movimiento de los indignados, incluida la irrupción de la policía autonómica por la fuerza en la Ciudad Judicial? Parece que se nos olvidan pronto las cosas, que no tenemos memoria ni conciencia social. Artur Mas, Duran i Lleida y compañía deben estar regocijándose, diciéndose a sí mismos que, si aplicando esas políticas de duros recortes y mano dura salen reforzados, será porque queremos más, y que en esa misma línea van a continuar, como ya vimos ayer.
Antonio Quiñonero Alonso
L’ Hospitalet de Llobregat (Barcelona)

Españoles sin voz ni voto en el extranjero
En estas elecciones, muchos españoles nos hemos quedado sin votar. Quienes residimos en el extranjero hemos sido víctimas de la mala organización de las administraciones y nos hemos sentido frustrados al no poder depositar nuestro voto en las urnas.
En el caso de quienes vivimos en China, no sólo hemos estado mal informados sobre un proceso electoral más que complejo, sino que, además, aun en el caso de haber cumplido con todos los requisitos exigidos y de haber enviado a tiempo la solicitud de voto, muchos no hemos recibido las papeletas. Su paradero, a día de hoy, es todo un misterio. Desde los consulados de España en China se culpa de este desastre a la introducción del voto rogado entre otras causas. Según los medios, sólo un 10% de los españoles residentes en China ha podido ejercer su derecho al voto en estas elecciones. Nosotros ya poco podemos hacer, más que esperar que las quejas presentadas por los afectados y la baja participación sirvan de detonante para que, en el futuro, se eliminen los obstáculos que nos han dejado al margen del proceso democrático.
Ana Sánchez
Pekín

Las injusticias de la Ley Electoral
No es justo que IU, con 670.000 votos más que CiU, tenga cinco diputados menos. No es justo que UPyD, con 800.000 votos más que PNV o Amaiur, tenga dos diputados menos que Amaiur y los mismos que el PNV. No es justo que el PSOE, con casi 11.300.000 votos en 2008, se quedara a siete diputados de la mayoría absoluta y ahora el PP, con 10.800.000 votos, rebase dicha mayoría absoluta en diez escaños. No es justo que el PP, con sólo 500.000 votos más ahora que en 2008, tenga 32 escaños más que entonces. Se mire por donde se mire, la Ley Orgánica de Régimen Electoral (LOREG) es manifiestamente injusta, y cada vez más. PSOE, PP, CiU y PNV se negaron en la pasada legislatura a seguir las recomendaciones del Consejo de Estado para corregir las desproporciones de esta ley y dieron con la puerta en las narices a IU y UPyD, que debatieron con ellos en subcomisión parlamentaria sus propuestas para reformar la LOREG. La buena noticia es que estos dos partidos han aumentado notablemente sus votos, y algo habrá tenido que ver el Movimiento 15-M al denunciar también la Ley Electoral. Ahora, tanto UPyD como IU tienen más fuerza en el Congreso y la tendrán también en la calle si quieren, pues allí estaremos muchos con ellos.
Franci Xavier Muñoz Sánchez
Madrid

El mapa político de España se tiñe de azul
La mayoría absoluta obtenida por el PP se debe al voto de diez millones y medio de votantes, cifra nada despreciable, que aglutina a la derecha española. Pero que el mapa político de España sea azul no quiere decir que lo sea el demográfico. Este último no es azul: es un arco iris. La Ley d’Hont puede distorsionar la proporcionalidad del valor del voto, pero la realidad es que España no es de derechas.
Se está construyendo una sociedad nueva al amparo, probablemente, de la crisis, de un cambio de valores, de una nueva ética social y, sobre todo, de la emergencia del valor de lo económico frente a lo social.
España ha dado un giro hacia un liberalismo que en Europa no está dando buenos resultados, salvo para Alemania a costa del resto de los estados miembros. Se abre un nuevo capítulo en el que deseamos que el centro de las políticas sean las personas y no los mercados. Con Rajoy a la cabeza, esto me parece harto improbable.
Jaime Guallart
Madrid

Las cosas que pueden cambiar a partir de ahora
El otro día un amigo me contaba cómo había conocido a un chico francés un par de meses antes. El chico se había sorprendido cuando le cogió de la mano por la calle, como si no pasara nada. Imaginad cuál fue su sorpresa cuando, además, le besó delante de todos aquellos desconocidos.
Entonces, le explicó que en España no importa con quién vayas de la mano por la calle, que vivimos en un país donde puedes casarte con quien quieras, sea del sexo que sea.
Hoy, en la nueva España, tengo miedo de que mi amigo tenga que tragarse sus palabras, así como las ganas de besar a ese chico en la calle, preocupándose porque ahora le puedan mirar.
Adrián Espinosa
Barcelona

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