Cartas de los lectores

23 de febrero

No olvidamos a Garzón
Cada mañana busco artículos que hablen de Garzón. Siento el desasosiego de convivir con una Justicia que condena a un inocente. Me duele el golpe que una premeditada y vengativa ingeniería jurídica ha propinado al juez Garzón y a cuantos creemos en un mundo donde la delincuencia no tenga cabida ni mando. Ellos, los especialistas supremos, nos pretenden convencer de que los abogados defensores tienen zonas de impunidad cuando ejercen su comunicación con el defendido, aunque algunos de ellos se comporten como delincuentes. ¿Hay alguna otra categoría privilegiada de ciudadanos a los que se permita esa impunidad? Cuando condenan al inocente Garzón construyen una argumentación para castigar al heterodoxo. Como consecuencia abren posibilidades de impunidad para nuevos delitos y salvan a los delincuentes. Con estos hechos y consecuencias, ¿de qué Justicia hablamos?
José Aguilar Espinosa
Granada

Retrocedemos a los tiempos  de la dictadura
Los acontecimientos de la última semana nos retrotraen a otros tiempos con la inhabilitación del juez Garzón por la querella de los descendientes ideológicos de los que cometieron los crímenes de lesa humanidad en nuestro país, así como la brutal represión policial contra los "enemigos" estudiantes valencianos. Al mandamás policial que lo dijo sólo le faltó llamarles rojos comunistas, como nos decían a nosotros los falangistas cuando nos negábamos a trabajar porque la empresa se retrasaba semanas en pagarnos las 21 pesetas de salario, único sustento que entraba en casa para toda la familia. Si el Gobierno de Mariano Rajoy no destituye a dicho personaje y hace caso omiso de las órdenes que les dio a los policías que estaban a su mando, es que está de acuerdo con su actuación represora y con lo que dijo de los estudiantes.
Joaquín García Mayo
Getafe (Madrid)

Los ‘enemigos’ de Valencia y las responsabilidades políticas
En la brutal represión policial en Valencia contra los manifestantes, al declararnos sus "enemigos" el jefe de la Policía se delató a sí mismo como enemigo flagrante, descarado, brutal, de la ciudadanía. Es la prueba que faltaba para dejarnos sin dudas sobre la involución al franquismo que nos invade. Hacemos agua por todos lados. Pero ¿cómo es posible que no despidan fulminantemente a la delegada del Gobierno y al jefe de la Policía?, ¿no se percatan todos de que la connivencia con ellos contamina al mismo jefe del Gobierno? Yo me creí lo de la democracia cuando tuve dos pruebas: que habíamos recuperado las calles y cuando percibí, o me creí, que la Policía ya no me perseguía, sino que me protegía. Y las dos se me están cayendo a trozos. La Policía protege al ciudadano cuando persigue al delincuente, pero ella mima se convierte en delincuente cuando persigue al ciudadano, esa es la diferencia entre la democracia y la dictadura. Si en algo el PP se me muestra rotundo, eficaz y sorprendente (cándido de mí) es en su capacidad de destruir en un segundo lo que se tarda años en recuperar.

Juanjo López Gutiérrez
Belmonte de Gracián (Zaragoza)

El orgullo de nuestro presidente Rajoy
Qué orgulloso se debe de sentir nuestro presidente Rajoy ahora mismo. Nuestro país es noticia en todo el mundo. ¿Por qué? Porque los alumnos de las escuelas de Valencia se tienen que arropar con mantas.
Eso sí, es por algo muy importante, porque se ha construido en Castellón un aeropuerto que no funciona ni tiene aviones. Pero eso no es importante, por eso nadie del PP se refiere a ello. Seguramente los 150 millones de euros perdidos en esa infraestructura no podrían pagar los recibos de gas ni los recibos de las farmacias ni los recibos de tantas y tantas necesidades de los ciudadanos. Lo que ocurre es que los que protestamos somos unos irresponsables que damos una mala imagen de España en el extranjero, como muy bien lo ha señalado Rajoy, quien, para mi sorpresa, habla más fuera que dentro de España. Por cierto, eso me recuerda a otro gran patriota de nuestra nación que se llamaba y se sigue llamando Aznar.
Ramón García Recuero
Madrid

Mesura y respeto es lo que le falta al PP
Estos días estamos viendo cuál es la actitud del PP con respecto a su ideal del respeto de los valores democráticos, de libertad sindical y el derecho a la libre y pacífica manifestación en favor de tus derechos. La solución del PP a la defensa de todos estos derechos reconocidos en nuestra Carta Magna es indicar a la Policía Nacional que agreda indiscriminada y violentamente a jóvenes y pacíficos manifestantes que reclamaban que no se recortara en gastos fundamentales como la educación pública. Rajoy y su Gobierno creen que ante el clamor de los ciudadanos en la calle contra la reforma laboral se debe criminalizar e intentar desprestigiar a los sindicatos, que son quienes defienden los derechos de los trabajadores. Rajoy pide mesura y que no se dañe la imagen de España, pero se le ha olvidado recalcar que ese daño lo están produciendo sus nefastos recortes, que más que generar tranquilidad han conseguido que en menos de 50 días una mayoría de ciudadanos se lancen a las calles para decirle que con los derechos de los trabajadores, con el pan de las familias y con la educación de los jóvenes no se juega.
Raúl Santiago García López

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