Cartas de los lectores

13 de febrero

Cambiar el chip
Con mucha frecuencia tengo la sensación de que estamos ante una Administración parsimoniosa, sospechosamente ineficaz, a la cual parecen no haber llegado todavía los aires de renovación o modernidad. Esa falta de ventilación resulta a veces asfixiante, sobre todo cuando acudimos a algún despacho o servicio del que esperamos una eficacia que no resulta ser tal.
Para su frustración, el ciudadano se siente desarmado ante esa realidad, que nos sitúa en esa tendencia endogámica tan frecuente en algunas instancias o Administraciones Públicas, por parte de quienes la consideran un cortijo propio. Lo que resulta vergozoso es que cuando protestamos, alguien nos conteste sugiriendo que al usuario hay que educarlo para que se conforme con los servicios que se le ofrecen. Es decir, se nos invita a la resignación, al fatalismo o a la conformidad, porque, tal vez, es la idea que perdura en estas administraciones. Es el conocido "vuelva usted mañana", que tantos creíamos desterrado.
Al mismo tiempo, es el resultado de una inercia contra la que no tenemos una manera clara de luchar, al menos, de forma efectiva. Es el caso de los funcionarios que no acuden a sus puestos de trabajo; de los servicios que no funcionan o lo hacen muy deficientemente; de los despachos que no abren hasta las 11 o directamente no abren. En definitiva, una inercia que poco a poco va minando nuestras expectativas en la prestación de unos servicios que no tenemos o excepcionalmente recibimos. Sean de carácter municipal, provincial o autonómico.
Luis Enrique Veiga /A Coruña

La verdad del Estado de Derecho
El pasado 11 de febrero, en el rifirrafe que mantuvo Soraya Sáenz de Santamaría con la vicepresidenta Fernández Vega, la portavoz del PP acusó al ministro Fernández Bermejo de que, en vez de estar investigando los sumarios de los que siguen durmiendo en las cunetas, se iba de caza con el juez Baltasar Garzón, que está investigando los trapos sucios del Partido Popular que, tanto la prensa como sus propios espías, le han puesto encima de la mesa.
Se olvida la portavoz del PP de que quien le prohibió a Garzón que investigara los crímenes del franquismo –y de los 36.000 niños que le fueron arrebatados a sus progenitores en las cárceles franquistas– no fue el ministro Bermejo, sino el Consejo General del Poder Judicial.
Ahora podría darse la circunstancia de que se repitiera la historia y el mismo Consejo que retiró a Garzón la potestad para investigar los crímenes del franquismo, le prohíbiera al juez que siga investigando los supuestos chanchullos de corruptelas y entramados de dossieres que los propios espías del PP han filtrado a los medios de comunicación y a la Justicia.

El Estado de derecho debe estar por encima de los intereses de los partidos, así que, si ahora se vuelve ha repetir la misma historia –para que no siga investigando los supuestos casos de corrupción de PP, interponiendo los intereses políticos por encima del esclarecimiento de la verdad–, muchos ciudadanos dejaremos de creer en la Justicia.
Joaquín García /Getafe (Madrid)

Las gaviotas devoran a Rajoy
Ha sido una conspiración perversamente genial, de libro. A un Mariano Rajoy agobiado por tejemanejes internos le han pasado sus fieles una foto que parecía apuntar a otra conspiración, para poner de relieve esos gravísimos y ya tan probados problemas del PP. Agarrándose a ese clavo, o foto ardiente, Rajoy ha roto, pública y oficialmente, con el Gobierno y se ha enfrentado a la Justicia. Pero, a las pocas horas, un destacado dirigente del propio PP le ha desmentido en los medios; es secretario general del PP de Torres (Jaén), Bartolomé Medina, quien invitó a una cacería –como otras veces, a última hora, por separado y sin que ninguno de ellos supiera de la presencia del otro– al ministro Fernández Bermejo y al juez Baltasar Garzón. ¿Cabe mayor desmentido?
No puede concebirse una manera más eficaz de dejar en ridículo y quitar toda autoridad a Rajoy. Resulta increíble que quien filtró la foto no supiera esas circunstancias del encuentro entre Bermejo y Garzón, y no participara, pues, en esa conspiración y certera trampa contra su jefe. Contra lo que ingenuamente estaba creyendo denunciar el pobre Rajoy, no se trataba de una cacería contra las gaviotas, sino de las mismas gaviotas, que continúan devorándose entre sí. Ahora le toca el turno, de modo tan traidor como eficaz, de ser víctima al mismo Rajoy.
Diego Mas /Madrid

El gran circo electoral
Las trompetas y tambores mediáticos ya lo vienen anunciando, el gran circo electoral invadirá nuestras calles con los presupuestos que marca la Ley. La caravana emprenderá su marcha en las carrozas de costumbre. Camiones repletos de un variopinto animalario recorrerán pueblos y ciudades, asustándonos con sus más feroces rugidos. Exóticos unicornios y serpientes de siete cabezas exhibirán, junto a otras bestias democráticas, sus mejores atributos. Atrevidas equilibristas y fogosos hombres cañón se unirán en otra orgía trapecista frente a un público alucinado.
¡Vuelve el circo electoral! Prepárense para otra memorable cita con la historia. Magos e ilusionistas volverán a predicar programas caducos de probada inutilidad. Venerables elefantes agitarán sus trompas por la libre y decisiva participación ciudadana bajo la amenaza de excluir partidos políticos de su legalidad. Perdone esas promesas jamás cumplidas y recupere su más inocente compromiso con el sistema, en nombre de la democracia, la paz y la libertad.
Ziriako Díez /Durango (vizcaya)

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