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Más sexo, por favor

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos.

Los bonobos (Pan paniscus) son chimpancés muy inteligentes, que suelen utilizarse con mucha frecuencia en las investigaciones sobre el comportamiento de nuestros parientes primates más próximos. Los bonobos fueron descubiertos en 1927 en la intrincadas selvas de la actual República Democrática del Congo y reconocidos como una nueva especie de chimpancés por el famoso primatólogo Ernst Schwarz.

Desde entonces, el estudio de la etología de los bonobos ha resultado ser uno de los ejemplos más interesantes del mundo de los primates. Los bonobos son matriarcales, de manera que las hembras llevan el peso de la responsabilidad de los grupos. Su jerarquía es determinante en la sociedad que forman estos primates. Los expertos en el comportamiento de los bonobos nos hablan de su altruismo, empatía, amabilidad, paciencia, sensibilidad y hasta de su compasividad hacia los miembros del grupo. Esto nos suena muy humano, de manera que se ha llegado a plantear una mayor relación filogenética con los bonobos, que con los chimpancés comunes (Pan troglodytes). En realidad, compartimos con las dos especies un porcentaje muy elevado de nuestro genoma, y las convergencias evolutivas en el comportamiento tienen una alta probabilidad de producirse.

Pero lo que más llama la atención de los etólogos es la peculiar capacidad de los bonobos para resolver sus conflictos internos: el sexo puro y duro. Los humanos nos jactamos de practicar el sexo fuera de la época de reproducción. Pues los bonobos hacen lo mismo, pero con la naturalidad propia de una especie que no tiene autoconciencia ni ha inventado la moralidad. El resultado es fantástico. Las hembras evitan problemas de jerarquía y establecen lazos sociales mediante el sexo genital. El saludo entre diferentes miembros del grupo suele ser un contacto sexual, tanto oral como genital. Los conflictos entre hembras, entre machos y entre machos y hembras también se resuelven mediante el acto sexual, que lleva a la reconciliación. El hallazgo de comida abundante no supone una avalancha incontrolada hacia la comida. Primero se practica el sexo y a continuación se reparte la comida de manera equitativa. El único tabú en esta especie parece ser la práctica de sexo entre las madres y sus hijos.

La "estrategia evolutiva" de estos primates es un claro ejemplo del fascinante proceso de la selección natural. ¿Se imaginan los lectores a sus señorías del Congreso y del Senado practicando el sexo con total promiscuidad antes de comenzar las sesiones? Quizás deberíamos reunir firmas para que se proponga como proyecto de ley. A todos nos iría mejor.

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