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Vulgares estafadores

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física atómica, molecular y nuclear en la Universidad de Sevilla

El estudio del fenómeno de la penetración de las pseudociencias en la universidad primero produce pasmo, después fascinación y finalmente abatimiento. Ya hay cátedras financiadas por laboratorios homeopáticos, cursos grotescos cuyos "profesores", sobre todo el director, obtienen una remuneración sustanciosa, simposios extravagantes desarrollados en dignos y vetustos paraninfos... Nadie piense que en esos "actos académicos" se hace un análisis crítico, científico, cultural o histórico de las pseudociencias, porque están enfocados hacia la actividad profesional o a la obtención de créditos gratis y sin esfuerzo. Estas son las claves del auge de la charlatanería en la universidad: el dinero y la renuncia a la cultura del estudio. Es la apoteosis de la conversión de estudiantes en clientes. Todo este desbarajuste del espiritismo, la acupuntura, la astrología, las terapias naturales, el creacionismo y los negacionismos como el del virus del sida y otras teorías conspiratorias que acuden a la universidad para darse una pátina de respetabilidad a cambio de dinero tiene unos responsables: las autoridades universitarias que las permiten.

El argumento del que abusan es que si hay una demanda social real, supuesta o inducida, la universidad se ve en la obligación de atenderla. El carácter pseudocientífico denostado por parte de la comunidad universitaria lo convierten en discutible, y por lo tanto la libertad de cátedra ampara su enseñanza. Si el Gobierno además incentiva la captación de fondos de instituciones y empresas privadas, como debe ser, pues miel sobre hojuelas. El remate lo puede poner la Administración de Justicia. Un juzgado de instrucción de Albacete impuso una multa de 204 euros a un catedrático de la Universidad de Castilla-La Mancha por llamar "vulgares estafadores" a los organizadores de un seminario de espiritismo que acogió a médiums y parapsicólogos en su campus en 2009. El catedrático, citémoslo como reconocimiento, apoyo y honra, es don Fernando Cuartero.

Así conciben algunos que la universidad ha de ser el reflejo de la sociedad y no justamente lo contrario, que una universidad excelente es la que debe imprimir tal dinamismo cultural y científico a la sociedad que la financia, que sea esta la que llegue a estar influida positivamente por aquella. Al final, a lo que nos lleva todo esto es a una degradación de la institución, un quebrantamiento de la verdadera ciencia y un empobrecimiento de la sociedad llevándola por el camino de la superstición y la ignorancia.

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