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Dmanisi y la Iberia del Cáucaso

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

*Director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana  

Si buscamos el rastro de los homínidos más antiguos de Eurasia tenemos que viajar hasta la República de Georgia, al sur del Cáucaso y a orillas del Mar Negro. A unos 90 kilómetros al suroeste de la capital, Tbilisi, encontramos la aldea de Dmanisi y las ruinas de una antigua fortaleza medieval, cuya excavación en los años 90 del siglo XX condujo a uno de los hallazgos más importantes de esa década en el ámbito de la evolución humana. Los fósiles encontrados en el yacimiento de Dmanisi tienen una antigüedad de 1,8 millones de años y representan la evidencia más remota de la presencia de homínidos en Eurasia. Algunos científicos consideran que representan una especie diferente, a la que han bautizado con el nombre de Homo georgicus.

Aquí en España sabemos muy poco de esta pequeña nación del Cáucaso, que formó parte de la antigua Unión Soviética, y de sus habitantes. Pero hay un dato histórico muy interesante que quizás deberíamos conocer. El antiguo Reino de Iberia ocupaba hace más de 2.000 años esta misma región. En el siglo I d.C., el geógrafo e historiador Estrabón llamó "iberos" a los habitantes de esta otra Iberia caucásica de la antigüedad en su libro Geografía. El reino de Iberia persistió al menos hasta el siglo VI d.C., cuando se desintegró por los ánimos conquistadores de los reinos de Persia y Bizancio. Probablemente se trata sólo de una coincidencia toponímica y no de una identidad étnica, pero no deja der curioso que los homínidos más antiguos de Europa hayan sido descubiertos en la Península Ibérica (Atapuerca) y que los homínidos más antiguos de Eurasia procedan de la Iberia del Cáucaso.

Todos los datos disponibles sugieren que, hace unos dos millones de años, el este de África y el Oriente Próximo tenían unas condiciones climáticas y biogeográficas muy similares. Todavía no se habían formado los desiertos del Sáhara y de la Península de Arabia y los homínidos no encontraron barreras en su expansión demográfica fuera de lo que hoy conocemos como continente africano. Los fósiles de Dmanisi demuestran que esa primera expansión fue protagonizada por homínidos de estatura pequeña, pero de proporciones similares a las nuestras, y cuya capacidad craneal no era mucho mayor que la de Homo habilis. La relación entre tamaño corporal y cerebral indica que aquellos homínidos tenían un grado de encefalización todavía muy bajo. De ese modo, el mito de una expansión fuera de África deliberada hacia nuevos horizontes no se sostiene. Más bien deberíamos considerar un modelo de ampliación progresiva del hábitat natural de una especie africana primitiva que, poco a poco, acabó por alcanzar la zona del Cáucaso. Sea como fuere, aquellos primitivos homínidos de Georgia se expandieron más tarde hacia el este y el oeste, para ocupar otras regiones de Asia y Europa.

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