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El misterioso ‘quagma’

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

El estado más misterioso y agresivo en que puede estar la materia es el llamado quagma por unos y glasma por otros. Son acrónimos de plasma de quarks y gluones del que el lector curioso va a oír y leer con frecuencia en los próximos tiempos, porque en el último acelerador (LHC) del CERN (Centro europeo de Investigaciones Nucleares) puede que se produzca dicho plasma inminentemente.

Los átomos se supusieron indivisibles durante veinticuatro siglos. En el siglo XX, esos ladrillos de la materia no sólo se dividieron y manipularon de mil maneras, sino que de sus componentes básicos: electrones, protones y neutrones, se pudo generar una variadísima fauna de partículas. Para hacer esto era necesario aplicarles una gran energía bombardeándolos con algunas de esas partículas aceleradas por máquinas cada vez más poderosas. En la segunda mitad del siglo pasado se demostró que la mayoría de esas partículas estaban formadas por otras: los quarks.

Las propiedades de estos quarks son muy originales. Por ejemplo, su carga eléctrica es una fracción de la del electrón, la cual se consideraba mínima y fundamental. Pero lo más interesante es la fuerza con que se mantienen unidos tres de ellos dentro de, por ejemplo, el familiar protón. Esa fuerza aumenta con la distancia, lo cual, aunque parezca poco familiar porque lo usual es lo contrario (la fuerza gravitatoria entre dos cuerpos se debilita paulatinamente conforme se alejan), es lo que le sucede a un simple muelle, que mientras más se estira más intensa es la fuerza que hay que aplicarle para hacerlo. Por eso los quarks siempre están confinados dentro de las partículas que forman y no se pueden estudiar directamente. Hasta ahora, porque la energía del LHC es tan alta que podrá cascar protones y neutrones liberando esos quarks. ¿Y los gluones? Hacen en la fuerza nuclear el mismo papel que los fotones en la fuerza eléctrica: transmitir esta entre las partículas sensibles a ella, en aquel caso los quarks.

A unas energías tan estremecedoras que sólo existieron justo después del Big Bang, o sea, el equivalente en temperatura a varios trillones de grados, se hacen colisionar núcleos de plomo. El estallido de estos liberarán los quarks y los gluones de sus protones y neutrones. Ese fluido hiperdenso a esa gran temperatura y terriblemente electrizado es el quagma, o sea, el estado más primigenio de la materia. Dicen que cuando se pueda estudiar ese plasma en el laboratorio se estará viendo la película de la creación del mundo. Es una tontería, pero es una bella tontería.

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