La ciencia es la única noticia

Los tres niveles culturales

EL JUEGO DE LA CIENCIA // CARLO FRABETTI

* Escritor y matemático.

La fragmentación o compartimentación de la cultura (nuestro tema recurrente de las últimas semanas) no solo se manifiesta, por así decirlo, horizontalmente, sino también en sentido vertical. En su ya clásico artículo de los años cincuenta del siglo pasado Masscult and Midcult, el sociólogo estadounidense Dwight MacDonald distingue tres niveles culturales: highcult (alta cultura), midcult (cultura intermedia) y masscult (cultura de masas); el artículo es muy objetable en muchos aspectos (sobre todo por su mitificación de una supuesta "alta cultura"), pero tiene el interés de introducir la noción de "cultura de masas" como contrapuesta a la cultura popular. En efecto, la actual cultura de masas es un desvitalizado sucedáneo de la genuina cultura popular (producida por el pueblo y para el pueblo), cuyo lugar y cuya función usurpa gracias a la fuerza bruta de los grandes medios de comunicación.

Pero la llamada "alta cultura" también está, en gran medida, manipulada –y por ende adulterada– por el mercado y sometida a la tiranía mediática. La cotización de las obras de arte, basada en el fetichismo de los compradores y en los dictámenes de una élite cuasisacerdotal de supuestos expertos, es un buen ejemplo de los extremos a los que puede llegar la mercantilización de los productos culturales. ¿Y la "cultura intermedia"? Según MacDonald, la midcult es la oportunista respuesta del mercado al esnobismo de una clase acomodada, pero poco cultivada, que quiere desmarcarse de la cultura de masas y no está capacitada para acceder a la "alta cultura" o para disfrutar de ella. Y así como la cultura popular y la alta cultura siempre mantuvieron buenas relaciones, la masscult y la midcult son parásitos perjudiciales para todas las manifestaciones y niveles de la cultura auténtica.

Pero ¿hasta qué punto es cierto que la población se divide en una élite cultivada, una masa adocenada y un montón de esnobs con pretensiones? ¿Es adecuado, o tan siquiera lícito, clasificar a los ciudadanos en cultos, incultos y seudocultos? La división de McDonald, como tantas otras, puede servir como primera aproximación al problema, pero confunde más de lo que esclarece. Nuestra compleja cultura tiene tantos niveles como queramos (tantos como individuos, en última instancia), y distinguir en ella lo genuino de lo falso, las voces de los ecos, es cada vez más difícil. "Solo la cultura nos hace libres", decía Martí, y puede que ahí esté la clave: solo la que nos hace más libres es verdadera cultura.

Más Noticias