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Clark Howell: ‘in memoriam’

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos

El pasado 28 de junio asistimos al homenaje que rindieron familiares, amigos y colegas al gran paleoantropólogo americano Francis Clark Howell en el yacimiento soriano de Ambrona. Un acto emotivo, que se repetirá en todos los yacimientos del mundo donde trabajó este infatigable investigador. Clark Howell falleció el 11 de marzo de este año en Berkeley (California), después de haber dedicado 50 años a la investigación sobre nuestros orígenes. Con su muerte desapareció una persona entrañable y una de las figuras más influyentes del siglo XX en el ámbito de la evolución humana. En 1960, Clark Howell publicó en la revista Current Anthropology una síntesis sobre sus investigaciones de los fósiles humanos y los yacimientos del Pleistoceno medio (hace entre 780.000 y 120.000 años) de África y Eurasia. Ese trabajo fue durante mucho tiempo la referencia más importante para entender este largo periodo de la evolución humana.

En aquellos años, los fósiles europeos del Pleistoceno medio no llegaban a la media docena: las mandíbulas de Mauer (Alemania) y Montmaurin (Francia), el neurocráneo de Swanscombe (Reino Unido), el cráneo de Steinheim (Alemania) y el cráneo de Petralona (Grecia). Sin embargo, Clark Howell ya fue capaz de concluir que la población europea de este periodo era muy diferente de la africana, representada en yacimientos como los de Tighenif, Rabat y Casablanca, y de la asiática, cuya representación más importante se encontraba en el yacimiento de Zhoukoudian. Han pasado 48 años y esta conclusión sigue vigente. Los hallazgos en yacimientos como los de Tautavel, en el sur de Francia, y la Sima de los Huesos, en la Sierra de Atapuerca (entre los dos suman cerca de 7.000 restos fósiles humanos), han dado la razón a Howell. Se han realizado avances muy significativos en el conocimiento de la anatomía, la biología, los modos de vida y la cultura de la población europea del Pleistoceno medio. También ha quedado muy claro que esta población evolucionó en nuestro continente y dio origen a los Neandertales, una conclusión también propuesta por Howell en varios de sus trabajos. Durante miles de años, la población europea permaneció aislada desde el punto de vista genético de otros grupos humanos de África y Asia.

Este hecho debe hacernos reflexionar sobre cierta costumbre de presentar los avances de la ciencia como noticias efímeras, casi siempre cargadas de sensacionalismo. Los cimientos del saber no se tambalean con tanta facilidad. La ciencia que estudia la evolución humana avanza de manera progresiva, acumulando conocimiento, y sólo de vez en cuando se produce un salto cualitativo, que no anula todo lo anterior, sino que abre nuevas vías de investigación hacia lo que aún desconocemos.

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