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Un paseo por el más allá

CIENCIA DE PEGA // MIGUEL ÁNGEL SABADELL

Le gustaría saber cómo es el lugar al que irá cuando le enfunden el traje de pino? Si hacemos caso a Conan
Doyle y a su mujer, que era médium, el cielo es un lugar sin fumadores ni bebedores, con matrimonios, pero, ¡válgame Dios!, sin sexo.

La orografía la obtenemos de la médium Sylvia Browne: "Su paisaje es igual a como era la Tierra hace miles de años". Los arquitectos están de enhorabuena: si a su obra se la cataloga de maestra, automáticamente pasa al más allá. ¿Se decide a mano alzada o es prerrogativa de Dios? ¿O quizá de Santo Tomás, patrón de los arquitectos? Browne afirma que allí no envejecemos pues, mueras a la edad que mueras, tienes siempre 30 años. No estás nada mal, salvo para aquellos pobres que hayan pasado a criar malvas a los 20.

Si alguien se está frotando las manos pensando que no va a dar un palo al agua, que se vaya quitando esa idea de su cabeza/alma/cuerpo bioenergético. Allí de vaguear, nada. Los espíritus están activos: "Hasta trabajan en la cura de enfermedades terrenales para transmitir telepáticamente a nuestros médicos". Lo que ya se me escapa es por qué no usan métodos de comunicación más terrenales: el teléfono, el fax, las grabadoras, el ordenador, el móvil y la tele. A ver cuándo abren su web.

Tenemos además los reveladores mensajes de Axel, un niño francés de 11 años que murió en 1983 y se comunica con su familia mediante una grabadora. La abuela, Monique Simonet, ha recogido estas conversaciones en su libro Imágenes y mensajes del más allá, prueba de que el buen juicio y la racionalidad no sólo se pierden al morir sino que también puede suceder en vida. El pelo sigue creciendo, pues el niño, que murió sin él a causa de la quimioterapia, lo recuperó completamente. Una característica más del alma: no es lampiña. Una vez allí, a trabajar "en la búsqueda de soluciones frente al mal". ¿Es que Dios no las ha encontrado y necesita becarios que hagan su trabajo?

¿También hay un más allá para los animales? La respuesta nos la da Lisa Butler, que con su marido Tom preside la American Association of Electronic Voice Phenomena, una nueva forma de llamar a las psicofonías. Para tranquilidad de todos aquellos que tienen gato, perro o periquito, los animales también sobreviven. Lo que nadie aclara es lo que pasa con los animales que nos comemos. Eso sí, las plantas no disfrutan de esa maravillosa vida eterna. Es el precio a pagar por no tener sistema nervioso.

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