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Las palabras mágicas

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física Atómica Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla

Hoy día, cualquier persona sensata distingue perfectamente la ciencia, la religión y la superstición. Sin embargo, hasta hace poco eran indistinguibles y formaban cuerpo común en la sabiduría. Lógicamente, esta fusión ha dejado infinidad de legados, sin embargo, considero el lingüístico el más curioso. Esta apreciación personal se debe al privilegio de haber conversado prolongadamente varias veces con un gran sabio moderno: Sheldon L. Glashow. Siempre me provocaba admiración y sana envidia la inmensidad de su cultura. Por ejemplo, me fascinaba su conocimiento de los orígenes de muchas palabras que él llamaba mágicas. La última vez que conversamos me contó orgullosísimo que su catálogo se acercaba a los dos centenares. Su método de investigación era tan riguroso como el que empleó siempre en la ciencia. Una muestra: auspex significaba "científico" para los romanos, que era la persona encargada de observar el vuelo de los pájaros para predecir el futuro. La raíz au- o av- indicaba pájaro (como avión) y spex observador (como espectador). Así pues, ya tenemos la etimología de auspicio (influencia propicia) y auspiciar (presagiar éxito). Los mejores "científicos" no sólo adivinaban el futuro en base al patrón de vuelo de las bandadas de pájaros, sino también de sus cantos. Estos privilegiados alcanzaban la categoría de augures, porque gur era hablar y el canto del pájaro era augur. Así pues, tienen raíz "científica" nuestro augurio e incluso inauguración: ceremonia formal de admisión de un adivino en su gremio.

Desde que a Glashow le otorgaron el premio Nobel de Física en 1979 por contribuir a unificar la fuerza eléctrica con la nuclear débil, ha divulgado la ciencia de muchas maneras. En su delicioso libro From Alchemy to Quarks recoge en una tabla cien palabras de la sabiduría ancestral de la que ofrezco al lector una muestra de veinticinco. De la Alquimia: alcohol, colérico, gas, humor, panacea y soda. De la Astrología: considerar, desastre, influencia, jovial, lunático y venéreo. De la Magia: amuleto, contemplación, embeleso, encanto, ingenio y misterio. De la Mitología: avatar, cobalto, entusiasmo, hermético, museo, pánico y sirena.

¿Para qué sirve lo anterior, qué tiene que ver con la ciencia y a cuento de qué lo saco a colación? A la primera parte de la pregunta, Glashow respondería que para divertirse él, a lo cual añado que no es poco. La etimología de las palabras tiene que ver con la ciencia porque, como es inherente a esta, su principal objetivo es saber por saber. Por último, los que sostienen en el debate actual que el aprendizaje y la investigación han de estar condicionados por la generación inmediata de riqueza, que piensen que nada ha habido más productivo para la humanidad que la sabiduría en su sentido más extenso y profundo.

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