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Reivindicaciones territoriales

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Burgos

El Proyecto Genoma Neandertal se ha anotado un nuevo éxito con la identificación del gen MC1R en ADN de restos fósiles de los yacimientos de Monti Lessini (Italia) y El Sidrón (Asturias). En particular, los genetistas (entre ellos Carles Lalueza, de la Universitat Pompeu Fabra) han identificado una variante de ese gen, que codifica para la producción de feomelanina, responsable del color amarillo rojizo del pelo y de una tonalidad muy clara de la piel. En otras palabras, entre los neandertales existían pelirrojos, que tendrían que aplicarse un protector solar de factor elevado para poder tomar el sol en una playa del Mediterráneo. Este resultado nos confirma que los individuos de cualquier especie de homínido que hubiera vivido durante un largo periodo de tiempo en latitudes elevadas del hemisferio norte tenderían a tener la piel clara, como sucede en nuestra especie.

La piel muy oscura es imprescindible para vivir en zonas de una insolación elevada, como las áreas tropicales de África. En estas regiones, una elevada concentración en la dermis de eumelanina (de color marrón-negro) protege del exceso de rayos ultravioleta e impide la aparición de cáncer de piel. Por el contrario, en zonas de insolación escasa la piel clara permite que la baja intensidad de rayos UV penetre en la piel para sintetizar vitamina D, esencial para el crecimiento y desarrollo corporal. Me van a permitir ahora que juguemos a la ciencia ficción. Supongamos que el Proyecto Genoma Neandertal fuera capaz de obtener la secuencia completa de la especie y que, como en aquella fantástica película, Parque Jurásico, de Steven Spielberg, pudiéramos revivir a una población de neandertales. Las investigaciones paleontológicas nos dicen que las raíces europeas de esta especie de homínido alcanzan una profundidad de al menos medio millón de años. Nuestros neandertales de ficción no tardarían en reivindicar sus antiguos territorios en Europa.

Puesto que uno de los últimos refugios de los neandertales antes de su completa extinción fue el Peñón de Gibraltar, su reivindicación territorial estaría muchísimo más justificada que la de los sucesivos gobiernos de España, que así se quitarían un buen peso de encima. Parece casi seguro que los neandertales no llegaron a cruzar el Estrecho, por lo que no podrían reivindicar territorios en el norte de África. Pero las poblaciones prehistóricas de esta región vivieron allí durante casi dos millones de años antes de ser sustituidas, hace como quien dice cuatro días, por los actuales grupos humanos del Magreb. Si tuviéramos una visión más amplia y objetiva de la historia de la evolución humana, no caeríamos en la ingenuidad de seguir el juego (esta vez no de ficción) de quienes buscan beneficios inconfesables de reivindicaciones territoriales de difícil justificación histórica.

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