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El galán y el pendenciero

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física Atómica Molecular y Nuclear en la Universidad de Sevilla

Que los pilares del universo sean las galaxias y no las estrellas y que además aquellas están en expansión supusieron dos hallazgos formidables dignos de excelsos personajes. Los hicieron un galán presuntuoso y un pendenciero buscavidas llamados Hubble y Humason.

Edwin Hubble nació en Missouri hijo de un modesto agente de seguros puritano y nieto de un primo del bandido Jesse James. Precisamente este abuelo fue el que le infundió el interés por la astronomía. Por lo demás, al chaval no le interesaba más que el deporte y las chicas. Gracias a la primera afición obtuvo magníficas becas universitarias, incluida una para Oxford; gracias a la segunda se casó con Grace Burke Leib, hija de uno de los banqueros más ricos de Los Ángeles y viuda de un geólogo aún más rico por familia. En Monte Wilson se acababa de instalar el mayor telescopio del mundo y necesitaban astrónomos jóvenes. A Hubble no le costó mucho encontrar sitio allí, porque además de haberse formado bien como astrónomo gracias al deporte y a su afición heredada, las revistas del grupo empresarial de su mujer reinventaron su biografía haciéndolo héroe de guerra (en su hoja de servicios consta que no pegó un solo tiro en toda la Primera Guerra mundial), abogado de causas perdidas, boxeador imbatible, etc. Sin embargo, aunque Hubble parecía más interesado en las estrellas de Holywood que en las del cielo, todos reconocieron que era un paciente y riguroso observador. Su descubrimiento de que la Vía Láctea en la que nos encontramos es una más entre innumerables galaxias análogas fue realmente portentoso y no se le puede restar mérito.

Esto lo hizo Hubble con un ayudante que le iba como anillo al dedo: Humason, uno de los arrieros de mulas que transportaron los materiales e instrumentos a Monte Wilson. Pero Humason no era un humilde gañán, sino el hijo de un banquero que apareció por allí huido porque era un auténtico bala perdida, sobre todo debido al juego. Cuando se terminó la construcción del observatorio, a Humason no le fue difícil caerle bien a Hubble y convencerlo de que le contratara como ayudante. El jugador truhán hizo su trabajo tan bien que fue él quien realmente descubrió que las galaxias de Hubble se estaban separando, en promedio, abriendo paso así al primer modelo cosmológico serio de la historia: el Big Bang.

¿Puede alguien pensar que a la ciencia sólo nos dedicamos gente introvertida y especialmente dotada? La fuerza de la ciencia es tal que puede atraer irremisiblemente a cualquiera.

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