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MIGUEL DELIBES DE CASTRO// VENTANA DE OTROS OJOS

* Profesor de investigación del CSIC

La proximidad de la Cumbre del Clima en Copenhague, prevista para diciembre y que algunas voces han tildado de "la última oportunidad para poner freno al cambio climático" –y donde se aspira a sentar las bases de un acuerdo que mejore al de Kioto–, ha exacerbado la polémica científica sobre la naturaleza, la intensidad y otros detalles del calentamiento global. Desde el punto de vista científico es extraordinario que así ocurra, pues el hábitat natural de la ciencia es la confrontación de datos y de ideas. Desde el punto de vista de la sociedad, en cambio, las consecuencias son menos claras, puesto que, como hemos advertido muchas veces, la gente tiende a asociar el debate, la falta de acuerdo, con la ausencia de conocimiento.

El principal argumento novedoso, muy jaleado estos días en foros de Internet, se apoya en un análisis de los datos climáticos globales según el cual el año más cálido de la historia reciente habría sido 1998 (aunque en dura pugna con 2007). Destacados oceanógrafos han sugerido que el obvio calentamiento de la Tierra podría haberse detenido entonces, de acuerdo con ciclos naturales relacionados con la temperatura del mar, especialmente en el Océano Pacífico, que duran unos treinta años. Según ellos, en futuras décadas podría detectarse incluso un ligero enfriamiento. Independientemente, y con menos fuerza, otros investigadores argumentan que los cambios en la actividad del sol no han sido tan valorados como debieran. Como ya he dicho, los escépticos del cambio climático aprovechan estos debates para postular que todo esto del calentamiento es una gran mentira.

Debatir es necesario y muy útil, repito. Pero no hay que perder de vista las escalas de lo que se discute. Aún cuando 1998 hubiera sido el año más cálido, la última década lo ha sido más que todas las anteriores. Los glaciares disminuyen de tamaño con rapidez. Y el permafrost se descongela. El aumento global de la temperatura en medio siglo es inequívoco. A pequeña escala temporal podrá haber incrementos o decrementos debidos a causas que, efectivamente, no conocemos bien, y que deben investigarse, pero nada niega por ahora la gravedad de las tendencias detectadas por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Los políticos que en apenas mes y medio van a reunirse en Dinamarca harán bien en tenerlo en cuenta, y armándose de coraje y generosidad, negociar cuanto haga falta hasta ponerse de acuerdo. Por el bien de todos.

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