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Hitchcock y la ciencia

VENTANA DE OTROS OJOS // MIGUEL DELIBES DE CASTRO

* Profesor de Investigación del CSIC

Una amiga que presume de no serlo (opina que la amistad genera muchas obligaciones) me pasa un viejo artículo de un profesor americano de ciencias políticas, titulado "Alfred Hitchcock y el arte de investigar". Ciertamente, los politólogos no son científicos experimentales (dejémoslo ahí, para no meternos en berenjenales), así que lo que considera Jonathan Kirshner, nombre del autor, toda la práctica de la investigación, a otros nos parece sólo una parte, no menor: la comunicación de los hallazgos. ¿Qué enseñan las películas de Alfred Hitchcock acerca del modo de comunicar la ciencia?

De acuerdo con Hitchcock, una buena película requiere cuatro elementos esenciales, Kirshner piensa, y es fácil coincidir con él, que un buen artículo científico también. El primero es centrarse en una idea, en un concepto limitado. En La ventana indiscreta es el voyerismo, en Vértigo la obsesión. Al cineasta no le gustaba su film Sabotaje porque reunía "demasiadas ideas". De igual modo, un artículo científico debe plantear con limpieza una cuestión. La segunda lección del maestro del cine es la necesidad de claridad, una sencillez sólo aparente, en la exposición. Pese a su extrema maestría formal, Hitchcock alardeaba de que todo el mundo podía entender sus cintas y pensaba que si alguna tenía escaso éxito de taquilla era culpa suya. Al hacer ciencia no permitas, escribe Kirchner, que "la sofisticación técnica domine tu mensaje". El tercer elemento clave en una buena película es que cada plano, independientemente de su duración, sea absolutamente necesario, que ninguno sobre. Si una secuencia no es imprescindible, córtala, recomendaba el director. No es disparatado equiparar los planos de una película con los párrafos de un artículo: todos, cortos o largos, deben proporcionar alguna información importante. La cuarta y última recomendación, por fin, es que una película (o un artículo) tenga suspense, pero no sorpresa. La sorpresa dura sólo unos segundos, mientras que el suspense puede ser mantenido indefinidamente. En La soga "el público sabe todo desde el principio", afirma Hitchcock, pues para generar suspense hay que proporcionar información. Aún sin conocer el artículo de Kishner, con mucha frecuencia he explicado lo mismo a mis estudiantes cuando empiezan a publicar; les digo que sus lectores deben esperar anhelantes las respuestas a las cuestiones que previamente han planteado, pero no pueden sorprenderse ante resultados no anunciados.

En resumidas cuentas, todos queremos llegar a los demás, y tal vez no haya demasiados caminos para hacerlo.

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