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Primeros europeos

ORÍGENES // JOSÉ MARÍA BERMÚDEZ DE CASTRO 

* Director del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana, Burgos

Desde el feliz primer hallazgo en el yacimiento de Dmanisi en la República de Georgia, allá por el año 1991, y a medida que las dataciones de este sitio nos decían que la primera expansión demográfica fuera de África pudo haber ocurrido hace casi dos millones de años, los hallazgos que confirman una población muy temprana de Eurasia se han venido sucediendo con cierta frecuencia. Y se están produciendo tanto en las regiones más orientales del continente como en las más occidentales. Obviamente, como europeos que somos, estas últimas nos llaman más la atención. 

La revista francesa Comptes-Rendus anuncia ahora el hallazgo de un nuevo yacimiento en el valle del Hérault del sur de Francia, en un artículo firmado por un equipo de investigadores del CNRS (el equivalente al CSIC español). El trabajo describe el descubrimiento de un interesante conjunto de herramientas de piedra de manufactura muy arcaica, junto a restos de mamíferos de la denominada fauna Villafranquiense del Pleistoceno Inferior. El hecho de que en el yacimiento esté situado en una cantera de basalto ha favorecido la posibilidad de realizar dataciones, que arrojan cifras en torno al millón y medio de años. Me llama la atención que este trabajo no se haya publicado en una de las revistas de mayor prestigio, como Nature o Science. Es muy posible que la ausencia de restos fósiles humanos (por el momento) haya disminuido el impacto mediático, algo muy deseado por estas grandes revistas. 

En cualquier caso, no deja de tener una enorme importancia el hecho de ir confirmando la presencia de una humanidad muy antigua en Eurasia y en particular en la península europea. Los únicos restos humanos conocidos del Pleistoceno Inferior proceden de los yacimientos de Atapuerca: Gran Dolina, nivel TD6, con una antigüedad de hasta cerca de un millón de años y Sima del Elefante, nivel TE9, son un dato de hasta 1,3 millones de años. Pero estamos muy interesados en conocer mejor a esta población europea, en primer lugar para tener elementos de comparación y, por otro lado, para confirmar la existencia de una especie europea (Homo antecesor), diferente y contemporánea de las nombradas en Asia (Homo erectus) y África (Homo ergaster). 

Aún me parece posible que las primeros homínidos que entraron en Europa tuvieran un aspecto tan primitivo como el de los homínidos de Dmanisi, con cráneos de 700 centímetros cúbicos, estatura muy baja y proporciones corporales aún no plenamente humanas. Debemos estar abiertos a cualquier posibilidad y pensar que Europa pudo ser poblada mucho antes de 1,5 millones de años por una especie de homínido, que todavía tendrá que ser descubierta y nombrada por la ciencia.

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