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Solidaridad nuclear

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física atómica, molecular y nuclear en la Universidad de Sevilla

Nada ha sucedido recientemente en este país más pasmoso, por chusco, que el alboroto municipal generado por las candidaturas a acoger el almacén temporal centralizado (ATC) de residuos radiactivos. Una señora decía que ella era diabética y que "esas cosas" le sentaban fatal. Un joven clamaba enardecido que la salud de sus hijas era más importante que el dinero que llevara el ATC. Obviamente, nadie le había explicado a la señora la absoluta imposibilidad de que su dolencia se viera afectada ni al joven que la probabilidad de que la salud de sus hijas las alterara el ATC es entre un millón y mil millones de veces menor de que sufrieran un accidente de tráfico o pillaran una enfermedad grave. Infinidad de dirigentes de los partidos políticos se confiesan (o no, según les vaya en el momento de hacer declaraciones) confusos ante la energía nuclear, pero no dudan en amenazar con la expulsión a los alcaldes que se manifiesten a favor de acoger el ATC en su pueblo. La más gloriosa declaración ha sido la que sostenía solemnemente que Castilla La Mancha ya había dado muestras de su solidaridad en el asunto nuclear. Si se piensa bien, ¿qué diablos querría decir quien la hizo? España lleva casi cuarenta años fabricando electricidad con centrales nucleares sin haber producido ningún afectado, o sea, cero heridos y muertos. ¿Dónde está la desgracia a compartir solidariamente entre la ciudadanía? El ATC holandés que se toma como modelo está en un parque industrial, es amarillo chillón y está bien rotulado (no se oculta). Su ubicación la decidió el ministerio correspondiente y no conlleva compensación alguna para los pueblos vecinos. ¿Están locos o son tontos estos holandeses?

En España hay centenares de expertos independientes en energía nuclear. Me refiero a personal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, del Centro de Investigaciones Tecnológicas y Medioambientales, del Consejo de Seguridad Nuclear y de multitud de universidades. ¿Han llamado los alcaldes a alguno de ellos para que les explique a los vecinos las virtudes, inconvenientes y supuestos riesgos de un ATC? Sospecho (sostengo) que no. ¿Han preguntado sobre la solvencia profesional de los forasteros que vociferan en las plazas de sus pueblos? Sinceramente creo que en estas circunstancias es simplemente imposible ejercer la democracia.

El verdadero debate respecto a los residuos nucleares no es su sencillo, pasivo e inocuo almacenamiento, sino si procesarlos o no para reciclarlos. Pero para qué enredar más si nadie me va a hacer caso. Además, la columna se ha acabado

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