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La ciencia atacada

EL ELECTRÓN LIBRE // MANUEL LOZANO LEYVA

* Catedrático de Física atómica, molecular y nuclear en la Universidad de Sevilla

Desde la época de Giordano Bruno y Galileo, los ataques más furibundos a la ciencia han provenido de la Iglesia, en particular aunque no únicamente, de la católica. Sin embargo, últimamente los enemigos se están diversificando. Causa escalofríos que se esté organizando un congreso mundial de espiritología en Valencia; nos llena de estupor que en las farmacias se anuncie la venta de productos homeopáticos y nos inquieta que esta patraña, la homeopatía, se esté considerando introducirla en la Seguridad Social; sin embargo nada de lo anterior nos provoca sorpresa porque venían prosperando desde hace tiempo.

La novedad ha surgido del ataque mucho más violento y bien organizado que ha sufrido el Panel Internacional sobre el Cambio Climático. Una comunidad de miles de científicos que han trabajado intensamente sobre uno de los problemas globales más apasionantes de diagnosticar y tratar, se ha visto colocada en el punto de mira de un periódico tan serio como The New York Times. Se sospecha fundadamente que tal arma ha estado montada y cargada por corporaciones y grupos de intereses enormes y muy bien definidos. Consideran, con razón, que se verán fuertemente perjudicados por las medidas que habrá que tomar para paliar las consecuencias del calentamiento de la atmósfera. Periodistas, políticos, científicos, hackers informáticos y espías profesionales han sido convencidos o contratados para el asalto en toda regla que ha sufrido el panel de la ONU.

¿Qué ha de hacer la comunidad científica en estos casos? Defenderse como pueda, sin duda, pero teniendo en cuenta lo aprendido con los ataques eclesiásticos y de las pseudociencias: que esas batallas están perdidas de antemano, pero que la victoria en la guerra contra el oscurantismo es segura. O sea, que la ciencia ha de hacer su trabajo y poco más. De nada sirve demostrar que la homeopatía no puede ser más que efecto placebo, de nada sirve atacar el ocultismo y el poder de los espíritus, de nada sirve clamar que Dios no es necesario para explicar el universo. Lo que vale, por ejemplo, es manipular genéticamente unos embriones para que una madre sencilla de Huelva conciba un chaval que salvará a su hermano de una muerte segura terminando ambos saludables y unidos por vínculos seguramente más fuertes que los fraternales. Y, además, llevada a cabo la obra maestra de forma gratuita en la Seguridad Social. Esos padres están ganados para siempre en la guerra de la ciencia contra la ignorancia y los intereses bastardos. Ese es el camino.

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